Rupa Vilasa dasa Adhikari
(Extractos de la obra ‘Divina Sucessão’)
Cuando Bhaktivinoda Thakura decidió arrestar al yogi farsante Bisakisen, éste maldijo al Thakura y lo amenazó de muerte. A pesar de los peligros, Bhaktivinoda se mantuvo firme en su decisión y salió victorioso.
La familia de Bhaktivinoda Thakura se fue a vivir a Puri. En su biografía, él menciona que su madre, su esposa, Annada, Radhika, Sadu, Kadu y otros parientes vivían allí, e iban regularmente a tomar el darsana del Señor Jagannatha. El Comisario, Sr. T.E. Ravenshaw, estaba muy satisfecho de poder contar con una persona del calibre de Thakura, y le pidió que se ocupara de los asuntos del templo de Jagannatha para el beneficio del gobierno. Gracias al trabajo del Thakura, muchas prácticas maléficas del templo se extinguieron, y las ofrendas al Señor se regularon a una puntualidad extrema.
Bhaktivinoda Thakura se encontraba muy bien en Puri, donde el Señor Caitanya pasó Sus últimos dieciocho años, y aprovechó cada oportunidad para visitar los lugares de los pasatiempos finales del Señor Caitanya y experimentar el humor de separación extática de Krishna, que siempre se encuentran allí.
Durante el primer año de su estancia en Puri, el Thakura recibió la tarea de sanar el disturbio que estaba causando un yogi místico que proclamaba ser una encarnación de Maha Visnu. El yogi Bisakisen había pertenecido a una secta que inició Jagannatha dasa, llamada Atibari-sampradaya, Inicialmente, el Señor Caitanya ordenó a Jagannatha dasa que se volviera un seguidor de Haridasa Thakura, pero después, Jagannatha dasa abandonó la devoción pura y se abrigó en la filosofía mayavada. Mahaprabhu lo rechazó, y por esta razón le dieron el nombre de Atibari. El grupo Atibari tenía prácticas secretas, y Bhaktivinoda Thakura declara: “Este grupo tenía muchos libros manipulados que afirmaban que el Señor Caitanya aparecería de nuevo. Había personas malintencionadas que intentaban imitar al Señor Caitanya o a Brahma, y algunos imitaban a Baladeva o a Krishna. Una persona llamada Bisakisen, un bribón que había desarrollado algunos poderes yóguicos, decía que era el propio Maha Visnu”. El yogi estableció un templo en la selva, cerca de la aldea de Sharadaipur, y como exhibía muchos poderes místicos, muchas personas iban a servirlo. Las escrituras manipuladas de los Atibaris decían que el 14 de caitra (marzo-abril) habría una batalla, y que Maha Visnu exhibiría Su forma de cuatro brazos. La noticia se difundió rápidamente en las aldeas, y el yogi mandó la noticia de que Bhagavan Maha Visnu, que había descendido como Bisakisen, mataría a todos los europeos y liberaría a la India. Él también empezó a exhibir varios milagros para impresionar a la gente, como curar enfermedades y leer la mente de las personas. Para los que no conocen las diversas prácticas de yoga con los que se pueden obtener siddhis (poderes), estos eventos parecían extraordinarios, incluso divinos. Pero para un estudiante serio de las doctrinas del yoga como Bhaktivinoda Thakura, estos poderes sólo eran una muestra insignificante de la fuerza material que se adquiere a través de austeridades, completamente carentes de espiritualidad.
Además de cumplir su deber como Magistrado, Bhaktivinoda Thakura era un predicador activo, padre de diez hijos y escribió un centenar de libros sobre la conciencia de Krishna.
Otros dos yogis posaban al lado de Bisakisen como los guna-avataras: Brahma y Siva. Todos ellos vivían en la selva, en un templo, utilizando los fondos que seguramente habían conseguido de los intimidados reyes de Orissa. Algunos reyes y aldeanos incluso les enviaron a sus mujeres cuando Bisakisen anunció que realizaría una danza rasa, y que exhibiría su supremacía y poder sobre las mujeres. Cuando tuvo relaciones sexuales con las esposas de los respetables ciudadanos de la aldea de Brigarpur, los esposos de estas mujeres fueron a quejarse a los líderes locales, y éstos avisaron a los funcionarios del gobierno. Después de oír a los líderes de Brigarpur, el Comisario Sr. Ravenshaw decidió enviar el caso a Srila Bhaktivinoda Thakura para que realizara una investigación más minuciosa: Bisakisen tenía muchos seguidores y simpatizantes y representaba un desafío para la seguridad de la región, y posiblemente podía desencadenar una revolución local.
Cuando la tarde llegó a su fin, el Thakura se adentró en la selva donde estaba el yogi, acompañado del Superintendente del Distrito, el Jefe de la policía y otras pocas personas. Cuando llegó, vio a muchas personas sentadas con el yogi. Al ver al Thakura, el yogi se levantó de su trono y le preguntó: “Oh, Babu, sé que eres un magistrado y un bengalí. ¿Por qué has venido en esta noche oscura?”. Srila Bhaktivinoda respondió: “He venido a verte”. Bisakisen, muy satisfecho, replicó: “Siendo así, por favor, siéntate y escucha mis enseñanzas. Yo soy Maha Visnu. Vengo del océano de leche y muy pronto destruiré a todos los europeos, incluso al rey de Inglaterra. He proclamado esto en todas partes”.
El yogi empezó a exhibir sus poderes místicos, y también reveló que sabía muy bien que el Thakura había venido acompañado de un hombre que se había quedado escondido entre los árboles. Esto no impresionó al Thakura, que le preguntó al yogi: “Si eres Maha Visnu, ¿por qué vives en esta selva y no en Puri, donde reside Sri Jagannatha Deva?”. El yogi respondió con dureza: “Yo soy la Suprema Personalidad de Dios. No hay ningún Dios en Puri. El así llamado Dios, Jagannatha, no es más que un bloque de madera. Sri Caitanya era mi querido devoto, y voy a hacer que la India sea el reino de los hindúes de nuevo. Sé que eres un juez experto y un devoto. Cuando el reino hindú se haya restablecido, te ofreceré una buena posición en el gobierno. Te haré gobernador de todo el estado de Orissa”. Srila Bhaktivinoda respondió gravemente: “Una entidad minúscula nunca puede convertirse en Dios. Ravana, Hiranyakasipu, Sisupala, Dantavakra y muchos otros cayeron en la influencia de esta mentalidad arrogante, y todos acabaron destruidos”.
Para impresionar al Thakura con su poder, el yogi llamó a varias personas con enfermedades incurables, y las curó en un instante. El Thakura no se impresionó, porque sabía que el yogi era un ofensor del Señor que usaba los poderes que le había concedido Dios para su propio enaltecimiento. El Thakura sabía que tenía que arrestar al yogi, pero primero era necesario hacer una investigación más profunda. Dejó algunos espías en el templo, y al día siguiente visitó algunos pueblos de la región para obtener más información de las personas. Algunas elogiaban al yogi, y otras estaban furiosas por su relación con las mujeres casadas, preocupados de que la fiebre por el yogi se extendiera. Tras esta indagación, el Thakura ordenó arrestar al yogi. El Thakura y los policías llegaron al templo, y cuando los seguidores del yogi vieron a los guardias armados, muchos comenzaron a huir. La noticia de que el gobierno había enviado a un ejército para arrestar al avatara de Dios recorrió todas las aldeas.
Furioso, el yogi gritó: “¡Te ordeno que abandones este lugar inmediatamente! ¡Vamos a ver quién tiene poder suficiente para sacarme de aquí!”. El yogi sacudió su cabeza con violencia, y centenas de llamaradas comenzaron a salir de su cabello enmarañado. Los ojos del yogi estaban rojos y despedían chispas. Al ver esto, los policías, atemorizados, comenzaron a retroceder.
“¡Bisakisen!”, declaró el Thakura. “Puedes mostrar toda la magia que quieras, nunca nos olvidaremos de lo que sabes hacer. Pero eres un ofensor de los pies de loto del Señor Supremo. A pesar de ser una entidad viviente insignificante, proclamas que eres Dios, porque en realidad desprecias a Dios. Además eres un rebelde. Por eso has de ir a Puri, donde te juzgarán”. El yogi exclamó: “¡No voy a ir! ¡Mirad lo poderoso que soy! ¡Marchaos!”.
Thakura Bhaktivinoda ordenó a cuatro policías que trajeran un carro de una aldea próxima. Mientras esperaban el carro, Thakura predicó al yogi iracundo: “Tienes que abandonar esa mentalidad equivocada y admitir tus imperfecciones. Tus poderes místicos son insignificantes en comparación con las opulencias del Señor Supremo y la grandeza de los devotos del Señor. Espero que puedas entenderlo pronto”. El yogi respondió como una cobra irritada: “Está claro que no sabes quién soy. Como encienda el fuego de mi ira por un instante, los tres mundos se reducirán a cenizas, pero como soy muy bondadoso con el universo, no lo haré”.
No teniendo escapatoria, el yogi subió al carro. En el trayecto a Puri, Thakura empezó a escribir la sentencia del caso, y mientras, el yogi comenzó a exhibir sus poderes místicos. El Thakura los notó, pero permaneció impasible. Al llegar a Puri, encerraron al yogi en una celda guardada por tres docenas de centinelas musulmanes y setenta y dos policías. El juicio duró dieciocho días, y alrededor de cien seguidores del yogi se reunieron frente al tribunal, pidiendo que lo liberaran. Bisakisen amenazó al Thakura: “Babu, si no desistes de tu idea de procesarme, perderás todo lo que te pertenece. Ve a tu casa y comprueba el desastre”.
Cuando llegó a su casa, vio que su segunda hija, Kadambini, de siete años, había contraído una enfermedad grave, y la fiebre era tan alta que perdía la conciencia por momentos. El Thakura recuerda este periodo en su autobiografía: “Había disturbios en todos lados. En aquella época, la escuela de Puri se incendió, y todas las personas sospecharon del yogi. Mi hija Kadur (Kadambini) padeció fiebre. Bisakisen obtuvo poderes yóguicos a través de sus prácticas de yoga, pero estos se volvieron evidencias en su contra”.
Un dia antes de la sentencia, Bisakisen amenazó de muerte al Thakura. Cuando Bhaktivinoda Thakura regresó a su casa por la tarde, se sacó el atuendo de magistrado y súbitamente sintió un dolor agudo en el lado derecho del pecho. A medida que avanzaba la noche, el dolor iba aumentado. El Thakura estaba determinado, pero por la mañana el dolor continuaba. Alrededor de las 10 de la mañana, sintió una mejoría y pudo escribir la sentencia final. Incapaz de andar, lo tuvieron que llevar a la Corte en un palanquín. Había miles de seguidores del yogi delante del tribunal, creando un ambiente terrible. Finalmente, se anunció la decisión del Thakura: “Bisakisen ha sido declarado culpable de conspiración política contra el Gobierno Nacional Anglo-indio, así como contra el Gobierno del Estado de Orissa. Tendrá que cumplir dieciocho meses de prisión y trabajos forzados”. Cuando la multitud que esperaba afuera se enteró de la sentencia, comenzó a gritar: “¡Injusticia! ¡Injusticia!”.
Cuando Bisakisen estaba siendo llevado fuera de la Corte, el Médico oficial del distrito, Dr. Walters, saltó por detrás de aquel yogi necio y le cortó el pelo con unas tijeras. Cuando le cortaron el pelo, Bisakisen cayó al suelo, desprovisto de todo su poder e incapaz de caminar. El dolor del cuerpo del Thakura desapareció, y los seguidores del yogi, tras percibir que “Dios” había perdido sus poderes después de cortarle el pelo, abandonaron el lugar.
El Thakura regresó a su casa pacíficamente. Bisakisen permaneció en la prisión de Puri durante tres meses y después lo transfirieron a la cárcel de Medinipur. En 1873, mientras estaba en la cárcel, tomó veneno y murió. Después de Bisakisen, surgieron otras encarnaciones falsas, pero todas recibieron su castigo. Así como Durvasa Muni intentó castigar a un devoto puro, Ambarisa Maharaja, y acabó siendo él quien recibió el castigo, de la misma forma se intentó hacer lo mismo con Bhaktivinoda Thakura, pero el Señor siempre protegió al Thakura y éste salió vitorioso.