A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada
(Extractos del capítulo sesenta y cuatro de la obra El libro de Krishna)

Cuando el Señor Balarama decidió visitar Vrindavana, todas las gopis y los habitantes de Vrindavana se sintieron tan alegres como lo habían estado anteriormente en presencia de ambos hermanos, el Señor Krishna y el Señor Balarama.

El Señor Balarama sentía un gran anhelo por ver a Su padre y a Su madre, Maharaja Nanda y Yasoda. Por lo tanto, con gran entusiasmo, Él partió hacia Vrindavana en una cuadriga. Los habitantes de Vrindavana habían estado anhelando ver a Krishna y a Balarama durante muchísimo tiempo. Cuando el Señor Balarama regresó a Vrindavana, todos los pastorcillos de vacas y las gopiseran ya adultos; pero aun así, a Su arribo, todos los abrazaron, y Balarama, correpondiéndoles, los abrazó también. Después de esto Él se presentó ante Maharaja Nanda y Yasoda, y les ofreció Sus respetuosas reverencias. En respuesta a ello, madre Yasoda y Nanda Maharaja le ofrecieron sus bendiciones.

Después de ser recibido por los pastores y pastorcillos de vacas, por las gopis, y por el rey Nanda y Yasoda, el Señor Balarama se sentó, sintiéndose satisfecho, y todos ellos lo rodearon. En primer lugar, el Señor Balarama les preguntó acerca de Su bienestar, y luego, puesto que no lo habían visto durante tanto tiempo, ellos comenzaron a hacerle diferentes preguntas. Los habitantes de Vrindavana habían sacrificado todo por Krishna, tan sólo por estar cultivados por los ojos de loto del Señor. Siempre estaban absortos pensando en Krishna, y no deseaban ningún beneficio personal; y todos estaban tan enamorados de Él que, debido a Su ausencia, sus voces se quebraron cuando comenzaron a hacerle preguntas a Balaramaji.

En primer lugar, Nanda Maharaja y Yasoda-mayi preguntaron: “Mi querido Balarama, ¿se encuentran bien los amigos nuestros como Vasudeva, y los demás miembros de la familia? Ahora Tú y Krishna son hombres casados y con hijos. En medio de la felicidad de la vida familiar, ¿recuerdan Ustedes algunas veces a Sus pobres padres, Nanda Maharaja y Yasoda-devi? Son muy buenas nuevas que el muy pecador rey Kamsa haya sido matado por Ustedes, y que amigos nuestros como Vasudeva y otros, que habían sido acosados por él, ahora hayan sido liberados, También es muy buena nueva que tanto Tú como Krishna derrotaron a Jarasandha y a Kalayavana, que ahora se encuentra muerto, y que Ustedes vivan actualmente en una residencia fortificada, en Dvaraka?

Cuando las gopis llegaron, el Señor Balarama les lanzó una mirada con ojos amorosos. Sintiendo júbilo en extremo, las gopis que habían estado mortificadas por tanto tiempo debido a la ausencia de Krishna y Balarama, comenzaron a preguntar por el bienestar de los dos hermanos. Específicamente, ellas le preguntaron a Balarama si Krishna disfrutaba de Su vida, rodeado por las cultas mujeres de Dvaraka Puri.

Cuando las gopis hablaban de esa manera, sus sentimientos por Krishna se intensificaban más y más, y ellas experimentaban la sonrisa de Krishna, las palabras de amor de Krishna, los atractivos rasgos de Krishna, las características de Krishna y los abrazos de Krishna. Debido a su dulce recuerdo de Krishna, no pudieron contener sus lágrimas y comenzaron a llorar sin consideración alguna.

Por supuesto que el Señor Balarama podía comprender los sentimientos extáticos de las gopis, y por lo tanto quería tranquilizarlas. Él era experto en presentar una petición, y así, tratando a las gopis muy respetuosamente, comenzó a narrar historias de Krishna con tanto tacto que las gopis quedaron satisfechas. Para mantener satisfechas a las gopis de Vrindavana, el Señor Balarama permaneció allí continuamente por dos meses, los meses de Caitra (marzo-abril) y Vaisakha (abril-mayo). Durante esos dos meses, Él se quedó entre las gopis y pasó todas las noches con ellas en el bosque de Vrindavana para satisfacer sus deseos de amor conyugal. Así pues, Balarama también disfrutó del baile del rasa con las gopis.

Por ser la estación de primavera, la brisa de la ribera del Yamuna soplaba muy suavemente llevando el aroma de diferentes flores, especialmente de la flor conocida como kaumudi. La luz de la luna llenaba el cielo y se esparcía por doquier, y así, las riberas del Yamuna parecían muy brillantes y agradables, y allí el Señor Balarama disfrutó de la compañía de las gopis.

El semidiós conocido como Varuna envió a su hija Varuni en la forma de miel líquida que emanaba de la parte hueca de los árboles. Debido a esa miel, todo el bosque se puso muy aromático, y el dulce aroma de la miel líquida, Varuni, cautivó a Balaramaji. Balaramaji y todas las gopis quedaron muy atraídos por el sabor de Varuni, y todos juntos la bebieron. Mientras tomaban esta bebida natural (Varuni), todas las gopis cantaron las glorias del Señor Balarama, y el Señor Balarama se sintió muy feliz, como si hubiera embriagado al tomar esta bebida Varuni. Sus ojos daban vueltas con una actitud agradable. Él estaba adornado con largas guirnaldas de flores del bosque y toda la situación parecía ser un gran espectáculo de felicidad debido a esa dicha trascendental. El Señor Balarama sonreía hermosamente, y las gotas de transpiración que adornaban Su cara parecían el sosegador rocío matutino.

Balarama, sintiéndose asi de feliz, deseó disfrutar de la compañía de las gopis en el agua del Yamuna. Por lo tanto, llamó a Yamuna y le dijo que se acercara, pero Yamuna desatendió la orden de Balaramaji, considerando que estaba embriagado. El Señor Balarama se disgustó mucho con el hecho de que Yamuna desatendiera Su orden. De inmediato quiso arañar con Su reja de arado la tierra que estaba cerca del río. El Señor Balarama tiene dos armas —un arado y una maza—, y Él se vale del servicio de ellas cuando se requiere. Esta vez quiso traer al Yamuna a la fuerza, y se valió de Su arado. Él quiso castigar a Yamuna porque ella no había ido a Él y así obedeció Su orden. Él se dirigió a Yamuna de la siguiente manera: “¡Miserable río! ¡No le hiciste caso a Mi orden! ¡Ahora te daré una lección! No viniste a Mí voluntariamente. Ahora, con la ayuda de Mi arado, te obligaré a venir. ¡Te dividiré en cientos de riachuelos esparcidos!”.

Yamuna, al ser amenazada de esa forma, sintió mucho temor del poder de Balarama y, de inmediato, se presentó en persona, cayendo a Sus pies de loto y orando de la siguiente manera: “Mi querido Balarama, Tú eres la personalidad más poderosa, y le resultas agradable a todo el mundo. Desafortunadamente, olvidé Tu gloriosa y excelsa posición, pero ahora he vuelto a mis cabales, y recuerdo que Tú sostienes todos los sistemas planetarios sobre Tu cabeza, tan sólo con Tu expansión parcial como Sesha. Tú eres el mantenedor de todo el universo. Mi querida Suprema Personalidad de Dios, Tú estás pleno de seis opulencias. Debido a que olvidé Tu omnipotencia, he desobedecido Tu orden por equivocación, y así me he convertido en una gran ofensora. Pero, mi querido Señor, por favor sabed que soy un alma rendida a Ti. Tú eres muy afectuoso con Tus devotos. Por lo tanto, por favor excusa mi descaro y mis errores y, por Tu misericordia sin causa, ahora suéltame”.

Al exhibir esa actitud sumisa, Yamuna fue perdonada; y cuando se acercó, el Señor Balarama quiso disfrutar del placer de nadar en sus aguas juntamente con lasgopis, de la misma manera en que un elefante disfruta juntamente con muchas elefantas. Después de mucho tiempo, cuando ya el Señor Balarama había disfrutado a Su entera satisfacción, Él salió del agua, e inmediatamente una diosa de la fortuna le ofreció un hermoso atuendo azul y un valioso collar de oro. Después de haberse bañado en el Yamuna, el Señor Balarama, vestido con atuendos azules y adornado con ornamentos de oro, les resultaba muy atractivo a todos. La tez del Señor Balarama es blanca y, cuando estuvo apropiadamente vestido, se vio igual que el elefante blanco del rey Indra del planeta celestial. El río Yamuna aún tiene muchas ramificaciones pequeñas por haber sido arañado por la reja del arado del Señor Balarama, y todas estas ramificaciones del río Yamuna aún glorifican la omnipotencia del Señor Balarama.

El Señor Balarama y las gopis disfrutaron juntos de pasatiempos trascendentales, todas las noches, durante dos meses, y el tiempo pasó tan rápidamente, que todas esas noches parecieron una sola. En presencia del Señor Balarama, todas las gopisy los habitantes de Vrindavana se sintieron tan alegres como lo habían estado anteriormente en presencia de ambos hermanos, el Señor Krishna y el Señor Balarama.

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