Maitreya Rsi
(Extracto del capítulo 15 del tercer canto de la obra Srimad-Bhagavatam)
El reino de Dios está repleto de todas las variedades de arte, actividades y emociones. Una morada libre de envidia, donde Dios ocupa el corazón de todos y las personas experimentan bienaventuranza sin fin.
En el cielo espiritual hay planetas espirituales que se conocen como Vaikunthas, donde habita la Suprema Personalidad de Dios y Sus devotos puros, y que son adorados por los habitantes de todos los planetas materiales. En los planetas Vaikunthas todos los habitantes tienen una forma semejante a la de la Suprema Personalidad de Dios. Todos se ocupan en el servicio devocional del Señor sin deseos de complacencia de los sentidos. En los planetas Vaikunthas está la Suprema Personalidad de Dios, que es la persona original, y a quien se puede comprender por medio de las Escrituras védicas. Él está pleno de la modalidad de la bondad no contaminada, sin lugar para pasión ni ignorancia. Él proporciona a los devotos el progreso religioso.
En esos planetas Vaikunthas hay muchos bosques muy auspiciosos. En esos bosques los árboles son árboles de deseos, y en todas las estaciones están llenos de flores y frutos, porque todo en los planetas Vaikunthas es espiritual y personal. En los planetas Vaikunthas los habitantes vuelan en sus aeroplanos, acompañados de sus esposas y consortes, y cantando eternamente sobre el carácter y las actividades del Señor, que están siempre exentos de toda cualidad no auspiciosa. Mientras cantan las glorias del Señor, ridiculizan incluso la presencia de los florecientes capullos de madhavi, fragantes y cargados de miel. Cuando el rey de las abejas zumba en un tono agudo, cantando las glorias del Señor, por un tiempo se acallan las voces de la paloma, el cuco, la grulla, el cakravaka, el cisne, el papagayo, la perdiz y el pavo real. Esos pájaros trascendentales detienen su propio cantar simplemente para escuchar las glorias del Señor. Aunque plantas de flor como lamandara, kunda, kurabaka, utpala, campaka, arna, punnaga, nagakesara, bakula, lirio y parijata están llenas de fragancia trascendental, no por ello dejan de ser conscientes de las austeridades llevadas a cabo por tulasi, pues el Señor prefiere especialmente a tulasi, y lleva en Su persona collares de hojas de tulasi.
Los habitantes de Vaikuntha viajan en sus aeroplanos hechos de lapislázuli, esmeralda y oro. A pesar de estar rodeados de sus muchas consortes, de anchas caderas y hermosas caras sonrientes, su alegría y encantadora hermosura no pueden estimular en ellos la pasión.
En los planetas Vaikunthas las damas son tan hermosas como la propia diosa de la fortuna. Se ve a veces que esas damas trascendentalmente hermosas, mientras sus manos juegan con flores de loto y las ajorcas de sus piernas tintinean, hacen limpieza en las paredes de mármol, a fin de recibir la gracia de la Suprema Personalidad de Dios.
Las diosas de la fortuna adoran al Señor en sus propios jardines ofreciendo hojas de tulasi en las orillas empedradas de coral de estanques de agua trascendentales. Al tiempo que ofrecen adoración al Señor, pueden ver en el agua el reflejo de sus hermosos rostros de respingona nariz, y da la impresión de que se han vuelto más hermosas porque el Señor les ha besado el rostro.
Es muy de lamentar que la gente desafortunada no comente la descripción de los planetas Vaikunthas, y en lugar de ello trate de temas que no merecen ser oídos y que confunden la inteligencia. Aquellos que rechazan los temas de Vaikuntha y se ponen a hablar del mundo material son arrojados a la más oscura región de la ignorancia.
Brahma dijo: Mis queridos semidioses, la forma humana de vida es de tan gran importancia que también nosotros deseamos tener ese tipo de vida, pues en la forma humana se pueden lograr la verdad religiosa perfecta y el conocimiento. Si en esta forma de vida humana no se entiende a la Suprema Personalidad de Dios y Su morada, debe entenderse que se está muy afectado por la influencia de la naturaleza externa.
Las personas cuyos rasgos corporales cambian por causa del éxtasis y que respiran dificultosamente y sudan cuando oyen las glorias del Señor son ascendidas al reino de Dios, aunque no tengan interés por la meditación ni otras austeridades. El reino de Dios está por encima de los universos materiales, y es deseado por Brahma y otros semidioses.
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