Hari Sauri Dasa
(Extractos de la obra Diario Trascendental – Volumen I)
Después de charlar con nosotros, Prabhupada fue a descansar al piso de arriba, y se tumbó sobre una esterilla bajo el sol durante una hora.
Ha reservado el horario de 10:00 a 11:15 a.m. para los invitados especiales, y discutir el progreso de la construcción del templo con los devotos antiguos. A veces también dedica ese tiempo para responder su correo. Hoy ha tratado con un amplio espectro de personas y proyectos. Está negociando la oferta de un goshala cerca de Mathura, la apertura de una oficina de correo en nuestro futuro edificio del gurukula y el establecimiento de una sucursal bancaria en la Casa de Invitados. Estos arreglos brindarán mejores facilidades a los devotos e invitados, lo cual hará que el templo se convierta en un gran foco de actividad comunitaria local. Cuanta más gente venga, más prédica habrá, y el resultado será que la conciencia de Krishna aumentará constantemente y más almas se podrán salvar de las garras de la existencia material.
Prabhupada abordó una gran variedad de temas en la correspondencia de hoy: la organización en la producción y la distribución mundial de sus libros, mediante los esfuerzos de sus entusiastas seguidores; resolver los problemas personales de un discípulo que lucha contra maya; y alentar a las personas que acaban de conocer la conciencia de Krishna, como un maestro universitario de Copenhague y un joven afligido de Australia. Todos recibieron su atención y orientación personal.
Ramesvara, el director de la división del Fondo Editorial, reportó un nuevo record en la distribución de libros. En una competencia de un día, los templos de Los Ángeles, Chicago y Atlanta distribuyeron 5.406 libros de tapa dura, siendo que algunos devotos vendieron más de doscientos cada uno. El informe de Ramesvara era dramático. «Nuestros hombres están deseando hacer cualquier cosa por complacerle, y todos ellos están dedicando su vida a distribuir estos libros. Nuestro único deseo es que usted tenga la amabilidad de bendecirnos con un deseo creciente de distribuir estos libros por todo el mundo, hasta que cada hogar posea bibliotecas enteras de sus libros. Con la bendición de Su Divina Gracia, nunca dejaremos de distribuir estos libros. Consideramos que este es el placer supremo en los tres mundos».
La respuesta de Prabhupada fue igualmente entusiasta. «Tu informe sobre la venta de libros es sumamente alentador. Todos ustedes se están volviendo muy, muy queridos a mi guru maharaja. Yo comencé este movimiento vendiendo libros. Nunca mendigué dinero, sino que escribía libro y los vendía. A mi guru maharaja le gustaba mucho como escribía y solía mostrárselo a los demás, cuando yo no estaba presente. ‘Miren qué bien lo ha escrito, cómo lo ha apreciado’. Él me alentaba, y a mis hermanos espirituales también les gustaban mucho mis escritos. Después de un poema que escribí para el Vyasa-puja de mi guru maharaja, empezaron a llamarme ‘poeta’. De todos modos, yo trabajaba solo, escribiendo los libros y publicándolos, y ahora ustedes me ayudan tanto. Todo se debe a la misericordia de Krishna. Muchas gracias».