Traducido del sánscrito por Hridayananda Dasa Goswami
Kunti oye un lamento de dolor que resuena por toda la casa del brahmana.
El filósofo Vaisampayana narra la historia de los Pandavas a su bisnieto, el rey Janamejaya. Mientras avanza la narración del Mahabharata, los Pandavas, de quienes sus enemigos se atribuyen el hecho de haberlos quemado, están residiendo en Ekachakra, disfrazados de brahmanas en casa de una familia brahmana.
El rey Janamejaya dijo:
―Aquellos grandes guerreros, los Pandavas, hijos de Kunti, fueron a Ekachakra. Pero, ¿qué hicieron después de eso, oh, mejor entre los brahmanas?
Sri Vaisampayana dijo:
―Los hijos de Kunti no pasaron mucho tiempo en casa de los brahmanas porque se disfrazaron de ascéticos humildes y salieron a mendigar. Mientras iban recogiendo limosnas, oh, rey, veían las encantadoras variedades de bosques, las fascinantes regiones geológicas, y los ríos y lagos de aquel país. Los Pandavas, debido a sus excelentes aptitudes y cualidades, se convirtieron en un encuentro muy agradable para la gente de la ciudad.
Cada noche los Pandavas acostumbraban entregar las limosnas recogidas a Kunti, y cada hijo se alegraba de lo que ella apartaba para cada uno. Cuatro de los heroicos hermanos y Kunti comían la mitad del alimento reunido, y el potente Bhima comía la otra mitad.
Mientras aquellas nobles almas pasaban así los días, oh, poderoso rey Bharata, transcurrió mucho tiempo.
Un día, cuando los príncipes Bharata habían salido a mendigar y Bhimasena se había quedado para acompañar a su madre, Kunti oyó un tremendo gemido de dolor que resonaba por toda la casa de los brahmanas.
Mi querido rey Bharata, Kunti era una persona muy compasiva, una mujer religiosa con una mente de santa, y cuando oyó al brahmana y a su familia lamentándose de dolor, no pudo soportarlo. De pronto, su corazón se llenó de tristeza, y la bondadosa mujer llamó a su hijo Bhima y con una voz llena de benevolencia le dijo:
―Hijo mío, estamos viviendo muy felizmente en casa de estos brahmanas; vivimos como invitados de honor, sin ninguna disputa y totalmente ocultos de los hijos de Dhrtarastra. Siempre estoy pensando, hijo, si de alguna forma podríamos hacer algo que agradara a los brahmanas, pues cuando una persona vive feliz como invitada en casa ajena es normal ofrecerle algo al huésped. Después de todo, el carácter de una persona se mide por su gratitud. Cuando se le muestra caridad a un caballero, este nunca lo olvida, y siente que debe hacer aún más a cambio. Realmente está claro que alguna tragedia se ha abatido sobre este brahmana, y si puedo ayudarlo en esta crisis, habré realizado una buena acción.
Bhima contestó:
―Tenemos que descubrir que aflicción se abate sobre este brahmana. Una vez que lo sepamos, estoy decidido a ayudarle, aunque se trate de la más difícil tarea.
Oh, dios de entre los hombres, mientras ambos seguían hablando, oyeron otra vez el lamento del brahmana y de su esposa.
Por consiguiente, Kunti se adentró en las estancias interiores de la casa del noble brahmana como una vaca llena de compasión cuyo ternero hubiera sido atrapado. Allí vio al brahmana con su esposa, hijo e hija, con sus caras transfiguradas por el dolor.
―Qué maldición es haber nacido en un mundo donde nuestros sueños no se cumplen y donde en su lugar sufrimos un dolor que quema como el fuego ―dijo el brahmana a su esposa―; nosotros dependemos de otros y como parte nos toca la tristeza más profunda. Estar vivo es el mayor dolor; estar vivo es la fiebre más alta; estar vivo y trabajar en este mundo significa con toda certeza escoger entre decepciones enfrentadas.
―Aunque una persona viva sola y no se preocupe por la religión, la prosperidad y el placer carnal de este mundo, una vida sin tales cosas se considera la desgracia más grande. Algunos dicen que la salvación es lo más importante, pero no tengo esperanza de lograrla. Y si alguien obtiene riquezas corrientes, el infierno lo acosa. Ser ávido de riquezas es la peor desgracia, y si uno realmente obtiene riquezas sufre aún más. Y aquel que se enamora de su dinero sufre el dolor más grande de todos cuando, inevitablemente, se tiene que separar de él. En todo caso, no veo la manera de salvarme de esta desgracia a no ser que huya hacia algún lugar seguro con mi esposa e hijos.
―Sabes muy bien señora brahmana, que en el pasado intenté escapar pero no supiste escucharme. No importa cuántas veces te rogué, mujer necia, lo único que sabías responder era: «Nací y crecí aquí, y mi padre también nació y creció aquí». Pero tus ancianos padres subieron al cielo hace mucho tiempo, y lo mismo ocurrió con otros antepasados, familiares y amigos, ¿en qué consiste el placer de vivir aquí? Estabas tan apegada a tus familiares que no hiciste caso de mis palabras; ahora nuestra propia familia debe perecer y no puedo soportar el dolor. La única solución es que yo perezca. No puedo soportar el perder alguno de los miembros de mi familia y seguir viviendo como un hombre cruel y sin corazón.
―Siempre cumplí con los deberes religiosos, junto a mi esposa, y ella es como una madre para mí, siempre recatada, una amiga fiel que me proporcionaron los dioses. Siempre me ayudó más que nadie en el transcurso de mi vida. Ella me fue dispuesta por mis padres, y ha compartido conmigo desde el principio todos los deberes y cargas del matrimonio. Mi querida esposa, eres una mujer educada procedente de una familia noble, la madre de mis hijos. Habiéndote aceptado según nuestras costumbres y tomado por esposa en sagrado matrimonio con el canto de los mantras, ¿cómo puedo ahora sacrificarte, una esposa santa e inmaculada, siempre fiel, solo por salvar mi propia vida?
―¿Y cómo podría sacrificar a mi amada hija, todavía una niña, quien ni siquiera ha alcanzado su plena juventud ni desarrollado las señales de la madurez? El elevado creador de este mundo la puso a mi cuidado en nombre de su futuro esposo. Aspiro a unos planetas más elevados donde habitan mis antepasados, pero solo puedo alcanzarlos a través de la bondad y devoción del hijo de mi hija. Y habiéndola traído a este mundo, ¿cómo me atrevería a abandonarla?
―Algunos hombres piensan que un padre siente mayor afecto hacia su hijo que hacia su hija, pero mi cariño es el mismo para ambos. En el hijo se cifran las esperanzas respecto de otros mundos más elevados, de linaje familiar y de felicidad eterna, pero mi hija es una niña inocente, ¿cómo podría atreverme a abandonarla? Si hiciera esto, estaría rechazando mi propia alma y sufriría en los mundos tenebrosos de los espíritus caídos. Y aun así, si los dejo atrás, está claro que ellos no tendrán fuerza para vivir. Sacrificar uno de ellos sería un acto de crueldad, condenado por los sabios. Sin embargo, si me sacrifico a mí mismo, todos morirán sin mí.
―He sucumbido a tal angustia y no puedo escapar de ella. ¿Qué pasará conmigo y con mi familia? Morir con todos ellos es lo mejor pues no puedo soportar esta vida por más tiempo.
La esposa del brahmana dijo:
―Nunca deberías lamentarte en esos términos, como si fueras un hombre corriente. Eres un brahmana, instruido en las ciencias espirituales, y no deberías lamentarte bajo ninguna circunstancia. La destrucción del cuerpo material es inevitable; todos los hombres han de morir. No debería existir lamento por algo que está destinado a perecer. A fin de cuentas, el hombre protege todos sus bienes, mujer, hijo, hija, para su propia satisfacción. El alma es eterna y depende de Dios. Por consiguiente, aparta esa inquietud mediante el perfecto conocimiento espiritual, pues estoy resuelta a ir yo misma a ese lugar. Desde que el mundo empezó, el deber supremo de la mujer es hacer lo mejor para su fiel esposo, incluso a expensas de su vida. Por lo cual, realizando tal acto te aportaré felicidad y obtendré la gloria eterna, a la vez en este mundo y en el otro.
―Ahora te hablaré de los principios religiosos que deben guiar nuestras acciones presentes, pues aumentarán claramente tu prosperidad y virtud: tú has cumplido conmigo el propósito por el cual el hombre solicita a una mujer. Te he dado una buena hija y un hijo y, por lo tanto, ya no tengo deuda alguna contigo. Tú estás capacitado para mantener y proteger a nuestros dos hijos. Yo no puedo mantenerles ni protegerles tanto como tú harías. Sin ti sufriría al ser incapaz de satisfacer las necesidades de la familia. ¿Cómo sobrevivirían los niños y cómo viviría yo? Sin ti sería una viuda indefensa con dos niños pequeños. ¿Cómo podré proporcionar a mis hijos una vida decente y seguir yo misma el camino más apropiado?
―¿Cómo seré capaz de proteger a nuestra hija cuando la pretendan hombres orgullosos e indecentes, no aptos para una alianza con nuestra familia? Así como los pájaros cazan ansiosamente un pedazo de carne arrojado a la tierra, los hombres persiguen y explotan a una mujer que no tiene un hombre fuerte que la defienda. Oh, mejor de entre los brahmanas, los hombres malvados me molestarán buscando la codicia, y no podré permanecer en el camino divino tan respetado por los decentes. Si tú no cuidas de su formación religiosa, ¿cómo tendré yo la energía y la autoridad de mantener a esta niña, tu única hija, en el camino de su padre y de sus antepasados? ¿De dónde sacaré fuerza para inculcar las buenas y necesarias cualidades a este niño cuando ya no tenga padre y esté explotado a su alrededor?, ¿cómo le enseñaré a preocuparse por la religión como tú haces? Hombres indignos me apartarán e irán en pos de tu hija desvalida, como los hombres incultos que pretenden abrirse camino dentro de la ciencia espiritual. Y si no quiero entregarles esta niña virgen, caracterizada con todas tus buenas cualidades, se violentarán en mi contra y me la arrebatarán, al igual que los cuervos roban la mantequilla clarificada de la arena de los sacrificios.
―Cuando esté obligada a ver crecer a tu hijo al revés de su padre y a tu hija en manos de hombres malvados, y cuando la gente me desprecie y olvide mi propia alma en compañía de aquellos hombres, indudablemente moriré. Mis dos hijos habrán perdido a su padre y cuando pierdan a su madre, perecerán sin duda alguna, como dos peces en un río seco. Sin ti nosotros tres pereceremos indudablemente. Por lo tanto, soy yo la que debe sacrificarse.
―Oh, brahmana, para las mujeres la mayor felicidad y la acción más noble consiste en emprender el último viaje antes que el esposo, y no dejar que este fallezca y que luego la mujer trate de ocupar su lugar en la vida de los hijos. Estoy preparada para abandonar a mi hijo, a mi hija y a toda mi familia, porque solo vivo por su amor. Vivir siempre para el bien del esposo es mucho más importante para la mujer que la práctica de austeridades, de ritos y sacrificios, de fórmulas religiosas y de otros tipos de caridad. Lo que yo deseo realizar es un acto religioso plenamente aprobado por el Supremo y considerando la situación, esto es ciertamente deseable y beneficioso para ti y para la familia.
―Los sabios saben que un hombre quiere tener hijos, propiedades y verdaderos amigos para liberarse de las preocupaciones y de los pesares, y quiere una esposa para lo mismo. Poniendo a la familia a un lado y a ti en otro, nosotros no nos igualamos a ti. Esto sería seguramente la decisión de la gente racional. Haz conmigo lo que haya de hacerse y obra para salvarte.
―En todo caso, los que conocen las leyes dicen que la ley prohíbe terminantemente el asesinato de mujeres. Dicen que incluso los rakshasas conocen estas leyes y que probablemente no me matará. Los hombres, sin duda alguna, serán asesinados, pero es más dudoso en el caso de las mujeres. Por lo tanto, tú que conoces la ley debes enviarme a ese lugar. He disfrutado de mi vida, pues he recibido mucho amor y he practicado la virtud. Y ahora que me has dado uno hijos afectuosos, no me costará dejar esta vida.
―Tuve a mis hijos y me estoy haciendo mayor. Solo quiero su felicidad. He estudiado la situación y ya tomé una decisión. Aunque me pierda, hombre noble, podrás encontrar otra mujer y tus deberes religiosos como padre y esposo volverán a restablecerse firmemente. Mi querido esposo, no va en contra de la religión el hecho de tener varias esposas, pero es más pecaminoso para las mujeres traicionar a su primer esposo. Mirando bien la situación, verás lo horroroso que sería si fueras tú el que se sacrificara. En cambio a través de mí puedes salvarte, salvar nuestra familia y a nuestros dos hijos.
Cuando la esposa se dirigió en estos términos a su marido este la abrazó fuertemente y profundamente angustiados ambos derramaron lágrimas en silencio.
Escuchando la conversación de sus padres que se afligían desmesuradamente, el mismo dolor se apoderó de su hija pequeña que les dijo:
―¿Por qué están tan afligidos, lamentándose como si nadie pudiera ayudarlos? Tengo algo que decir, así que deben escucharme y después hacer lo que les pida. De acuerdo con las leyes de nuestra religión soy yo a quien hay que abandonar. Renuncien a mí, ya que estoy aquí para ser abandonada, y todos podrán salvarse. Después de todo, cuando los padres tienen hijos, piensan: «Mi hijo me salvará algún día». Ya llegó ese momento y ambos deben salvarse con mi ayuda. En este mundo y en el otro se supone que el niño salva a la familia de los pesares de la vida, y por eso los sabios llaman al niño putra (el que salva del infierno). Por esta razón los abuelos siempre anhelan que sus hijas tengan descendencia. Ahora yo salvaré a mis antepasados salvándole la vida a mi padre. Mi hermano es solo un niño y si tú tienes que dejar este mundo, padre, él perecerá en poco tiempo, sin duda alguna.
―Las sagradas ofrendas a los antepasados serán interrumpidas y esto les producirá sufrimiento. Si me dejan sin padre, ni madre ni hermano, entonces caeré más bajo en la miseria y luego moriré de la forma más antinatural.
―Si tú, padre, en compañía de mi madre y hermano, eres libre y gozas de buena salud, entonces el linaje de nuestra familia y las ofrendas a los antepasados seguirán su curso sin duda alguna. Un hijo representa un alma para el padre, y su esposa es su mejor amiga, pero una hija es solo preocupación para él. Libérate de esta carga y sacrifícame de acuerdo con nuestras leyes. De otra forma me encontraré privada de mi padre; adonde vaya, desprotegida y desgraciada, solo hallaré miseria. Cumpliendo un deber tan difícil, mi final será beneficioso para todos.
―Así que, por mi vida, por la religión y por el amor de la familia, hombre noble, sacrifícame y libérate pues soy yo quien debería ser abandonada. Respecto al deber inevitable, Dios no los castigará y lo mejor llegará a mí del agua sagrada de tu mano.
―¿Qué puede serte más lastimoso que subir al cielo, padre, mientras nosotros vamos de un lado a otro como los perros, pidiendo comida a los demás? En cambio, cuando tú y toda la familia estén liberados de esta carga, fuertes y rebosantes de salud, entonces habitaré el mundo inmortal y mi corazón rebosará de alegría.
Oyendo tales súplicas de labios de la niña, los padres y ella misma se lamentaron y lloraron juntos. Entonces, escuchando llorar a la familia, el más pequeño de los brahmanas abrió los ojos y habló con el lenguaje entrecortado y poco claro de los niños.
―¡Padre, no llores, no lo hagas madre! ¡No lo hagas, hermana! ―riendo, fue de uno a otro y luego cogió una arista con la mano y volvió a hablar con tono alegre―: ¡Mataré al rakshasa caníbal con esto!
A pesar de la desgracia que llenaba sus corazones, al oír las palabras del niño, una gran alegría surgió entre ellos.
«Este es el momento», pensó Kunti, que fue hacia ellos, casi muertos de dolor y les trajo la vida con palabras, al igual que el néctar inmortal.
Kunti Devi dijo:
―¿Cuál es la causa de todo este sufrimiento? Quiero conocer los hechos. Una vez que haya entendido la situación, si existe alguna forma de apartar su dolor, lo haré.
El brahmana dijo:
―Oh, mujer asceta, tus palabras solo pueden provenir de una persona tan santa como tú, pero debo decirte que ningún ser humano puede disipar nuestra aflicción. Cerca de esta ciudad vive un poderoso rakshasa llamado Baka que gobierna la ciudad y todos los alrededores. Es un caníbal diabólico.
―Este poderoso y endiablado rey rakshasa protege la ciudad, el campo y todo el estado. De hecho, gracias a él no tememos a los demás reyes ni seres vivientes.
―Pero él estableció un precio a su protección: tenemos que proporcionarle un carro cargado de arroz, dos búfalos y la persona que se lo entrega. Una por una, cada persona le ofrece comida y cuando le toca a alguien, tras muchos años, no es fácil escapar. Siempre que un hombre intenta librarse de esta tarea atroz, el rakshasa lo mata, junto con toda su familia y se los come. Nuestro rey oficial vive en Vetrakiya, pero no cuenta con ningún plan mediante el cual podríamos vivir en paz, liberados de este demonio para siempre.
―La verdad es que nos merecemos nuestro destino pues escogimos vivir en la propiedad de un rey alfeñique. Siempre estamos angustiados pues escogimos el refugio de un rey malvado. Después de todo, ¿quién puede decir a los brahmanas lo que deben hacer? Los brahmanas tienen su propio carácter; no se someten a la voluntad de nadie. Con todas sus santas cualidades, van donde se les antoja, como los pájaros.
―Se dice que uno primero debería encontrar a un buen rey y luego a una buena esposa, y entonces es cuando debe buscar su suerte.
―El que reúne estos tres requisitos será capaz de mantener a sus familiares e hijos. Desgraciadamente, adquirímos todo esto pero en orden equivocado, y ahora hemos caído en una terrible calamidad y estamos sufriendo todos. Verás, nuestro turno ha llegado y destruirá a nuestra familia, pues ahora debo pagar el precio del alimento del demonio entregando a un ser humano. Nunca podré reunir el dinero suficiente para comprar un hombre que se sacrificara con el propósito de enriquecer a su familia. Y nunca podría sacrificar a uno de mis amigos.
―No veo la forma de escapar del rakshasa. Me he hundido en un gran océano de dolor y me es muy difícil escapar. Iré con toda mi familia a encontrarme con el rakshasa y ese monstruo hambriento nos consumirá a todos.
Back To Godhead © 1995
Hola, saludos por este interesante articulo, para mi el rakshasa es el modelo occidental que nos toca vivir. Tengo serias intenciones en dedicar mi vida al templo, convertirme en monje es una aspiración. Deje la alimentación canibal que me habia propuesto occidente. Ahora solo quiere terminar la carrera de educación diferencial y complementarla con alguna escuela para gente con problemas cognitivos. Quiero ingresar al templo. Me gustaría que me dijieran las diferencias entre isckon y vrinda. Muchas gracias.
Hare Krsna Nicolás que gusto que estés considerando ir a vivir al templo una oportunidad dorada que muy pocos saben valorar,podrías preguntar y muchos devotos seguro te responderían que Los mejores años de la vida an sido dentro del templo.
Tu ya conoses lo que este mundo tiene para ofrecer,es decir sólo deseos descontrolados que se vuelven en ansiedad y frustración,ya conoces ese sabor y también de alguna manera as probado el néctar que emana de krsna, su nombre ,su prasad, sus devotos es todo muy dulce,yo creo que estas en un momento crucial de tú vida depende de ti elegir,que quieres?, ahí concentra tú energía en tratar de conocer y servir esa dulce realidad.
No te distraigas en políticas y chismes o rumores si tu deseo es sincero esa es tu garantía de éxito.ora por una guía interna para poder encontrar ese guía externo a tu amado bienqueriente tu Guru tu Guardián.
Con cariño
Kamsa Nisudana das.