A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada
La felicidad material muchas veces se presenta como un alivio de tensión. ¿Debería la vida humana destinarse a algo más?
sri-prahlada uvaca
sukham aindriyakam daitya
deha-yogena dehinam
sarvatra labhyate daivad
yatha duhkham ayatnatah
«Prahlada Maharaja continuó: mis queridos amigos nacidos en familias demoníacas, la sensación de felicidad que se percibe por el contacto de los objetos de los sentidos con el cuerpo depende de las actividades fruitivas pasadas y se puede obtener en cualquier forma de vida. Esa felicidad viene por sí sola y sin esfuerzo alguno por nuestra parte, al igual que ocurre con el sufrimiento» (Srimad-Bhagavatam 7.6.3).
Todos y cada uno de nosotros estamos bajo el control de la naturaleza material. La independencia no existe. Las Escrituras dicen que nuestra condición es como la de un caballo o un buey con un aro en la nariz. El animal se tiene que mover según la manera en que tire de la cuerda su conductor; no posee independencia.
Por lo tanto, la así llamada declaración de la independencia —«Dios no existe, no hay ningún controlador; podemos hacer lo que queramos»―, se basa en la ignorancia. Y bajo la ignorancia, cometemos muchas actividades pecaminosas. En otras palabras, hacemos irresponsablemente lo que queremos, y entonces quedamos atrapados en las reacciones del karma y sufrimos.
Tal como hemos experimentado en nuestra vida cotidiana, la ignorancia no sirve de excusa para evitar el castigo. Supongamos que un niño toca el fuego. El fuego no le perdonará solo porque sea un niño. No. Tanto si es un niño como un hombre adulto, al tocar el fuego se quemará. No sirve de excusa. Similarmente, si hacemos algo que va en contra de las leyes de Dios, consciente o inconscientemente, recibiremos un castigo. Ya sea en la niñez o en la adultez, de manera consciente o inconsciente, sufriremos.
Nuestro sufrimiento y nuestro disfrute se deben a los sentidos (matra-sparshas tu kaunteya shitoshna-sukha-duhkha-dah). Mientras tengamos este cuerpo material con sentidos materiales, ocurrirán dos cosas: sufrimiento y disfrute. Por ejemplo, consideremos el sentido del tacto. Tocamos muchas cosas con nuestra piel. A veces el contacto es doloroso, y a veces es placentero, dependiendo de las circunstancias. Cuando es verano, el agua fría es muy placentera para la piel, pero lo mismo es muy doloroso en el invierno. Es la misma agua y la misma piel, pero debido al cambio de estación, el agua a veces se percibe placentera y a veces desagradable. Por tanto, mientras permanezcamos en este mundo material, o mientras continuemos en este cuerpo material, ocurrirán dos cosas: felicidad y aflicción. No podemos detenerlas. No es posible.
Entonces Krishna dice, agamapayino ‘nityah: «La felicidad y la aflicción aparecen y desaparecen»; son temporales. Por lo tanto, no debemos perturbarnos debido a la aflicción, ni perder nuestro valioso tiempo buscando la así llamada felicidad. Y, sin embargo, debido a la ignorancia, todos trabajan muy duro para ser felices e intentar evitar el sufrimiento. Así es el mundo material.
A veces vemos a un perro corriendo de un lado de la calle al otro. Siente cierto placer. Similarmente, el así llamado hombre civilizado también «corre» con su auto de un lado para otro. Simplemente corremos como los perros. Pensamos que, como estamos manejando un auto, somos civilizados, pero solo estamos corriendo como los perros.
Así pues, el punto de Prahlada Maharaja es que debemos intentar entender el valor de la vida. No debemos perder nuestro tiempo corriendo como los perros, ya sea a cuatro patas o en cuatro ruedas. De eso se trata.
Aquí, Prahlada Maharaja se dirige a sus amigos como daityas. Existen dos clases: daitya y devata, o demonios y devotos. Los daityas no saben nada; son como los animales, solo se preocupan de satisfacer sus sentidos. Y los devatas son plenamente conscientes de la existencia de Dios, de su relación con Dios, y de su deber en relación con Dios. Esa es la diferencia entre los daityas y los devatas.
Como Prahlada Maharaja iba a salvar a los daityas, por la voluntad del Señor Supremo nació en una familia daitya. En algunas ocasiones, los devotos nacen en una cierta familia para salvar a una comunidad o sociedad en particular. Los compañeros de Prahlada Maharaja eran todos daityas. No habían nacido en familias muy iluminadas.
A continuación, Prahlada Maharaja dice, deha-yogena dehinam. Deha significa «cuerpo» y dehi significa «la persona que posee el cuerpo».
En la era moderna actual, en la así llamada civilización, las personas no entienden la diferencia entre deha y dehi, el cuerpo y el alma espiritual. Creo que el 99% es incapaz de entender la diferencia. Creen que el cuerpo lo es todo. Pero no es así.
Existen muchos tipos de cuerpos diferentes, y cada uno de ellos contiene un alma espiritual. Y cuando el alma espiritual se encuentra presa en un cuerpo particular, experimenta un nivel de felicidad y aflicción de acuerdo a ese cuerpo. Por ejemplo, el cerdo tiene cierto tipo de cuerpo, y el ser humano tiene cierto tipo de cuerpo. Por lo tanto, la felicidad del alma espiritual atrapada en un cuerpo de cerdo es diferente a la felicidad del alma atrapada en un cuerpo de hombre. Si le ofreces un poco de delicioso halava (un dulce mantecoso de harina tostada), se sentirá satisfecho. Y si le ofreces excremento a un cerdo, se sentirá satisfecho. No protestará; más bien le gustará: «Oh, este excremento es muy bueno». Pero un hombre no soportaría estar cerca del excremento. ¿Cuál es la diferencia? Deha-yogena dehinam: El alma espiritual (dehi) posee un determinado tipo de cuerpo (deha) y, por consiguiente, experimenta placer con un tipo particular de comida. Como dice el dicho: «Lo que a uno cura, a otro mata».
Cada uno de nosotros se encuentra bajo el control de las leyes de la naturaleza, karanam guna-sango ‘sya sad-asad-yoni-janmasu. Nacemos en una familia particular, bajo circunstancias particulares, con gustos particulares. ¿Dónde está la diferencia? Karanam guna-sango ‘sya. Karana, la razón, es que nos estamos asociando con una combinación particular de las modalidades de la naturaleza. Por ejemplo, a una persona le gustará venir aquí y comprender bhagavata-dharma, la ciencia del servicio devocional, mientras que a otra persona le gustará ir a un burdel o a una licorería. ¿Por qué? Karanam guna-sango ‘sya: cada uno está bajo la influencia de una combinación particular de las modalidades de la naturaleza.
Bhagavata-dharma es tan bueno que, aun cuando nos encontramos en el estado más bajo, por practicarlo podemos elevarnos al nivel más elevado. Por consiguiente, la práctica de bhagavata-dharma debería comenzar en la infancia. Tal como Prahlada Maharaja dijo al comienzo de este capítulo del Srimad-Bhagavatam (7.6.1):
kaumara acaret prajño
dharman bhagavatan iha
durlabham manusham janma
tad apy adhruvam arthadam
«La persona que sea lo bastante inteligente debe emplear el cuerpo de forma humana desde el mismo principio de la vida, o, en otras palabras, desde la más tierna infancia, para practicar las actividades del servicio devocional, abandonando todas las demás ocupaciones. El cuerpo humano es muy difícil de obtener; aunque es temporal, como otros cuerpos, es sumamente importante, pues en la vida humana se puede practicar servicio devocional. De un poco de servicio devocional sincero podemos obtener la perfección completa».
La palabra artha significa «el propósito de la vida». Aquellos que no aceptan bhagavata-dharma tienen un artha diferente del que tienen los que sí participan. El objetivo del que practica bhagavata-dharma es volver al hogar, volver al Supremo. Y el objetivo de los materialistas es la gratificación de los sentidos. Esa es la diferencia. Los materialistas no saben que la vida continúa después de la muerte, que existe la vida eterna, que existe la felicidad eterna.
De hecho, la felicidad no existe en este mundo material. Se sufre con todo. Pero debido a la ignorancia, aceptamos la aflicción como ignorancia. Esto es maya, ilusión. La palabra ma significa «no», y ya significa «eso». Cuando estamos en maya, hemos aceptado algo que no es lo que es. Pongamos al cerdo como ejemplo otra vez: Él se siente feliz al comer excremento, pero no es felicidad verdadera. Quien no está en maya, quien no ocupa un cuerpo de cerdo, dice: «¡Oh, qué alimento tan asqueroso está comiendo!». Por lo que respecta al valor nutritivo, el excremento es muy valioso. Los científicos lo han analizado. Pero solo porque tenga un buen valor nutritivo, no significa que los seres humanos aceptarán comer excremento. En la Segunda Guerra Mundial, en los campos de concentración, algunos humanos eran forzados a comer su propio excremento. Así es el karma.
Debemos enmendar nuestro karma. Y si cultivan bhagavata-dharma, podrán cambiarlo (karmani nirdahati kintu ca bhakti-bhajam, Brahma-samhita. 5.54). De lo contrario, no será posible. Cada uno nace con las reacciones de su karma pasado. Las personas de la era moderna tampoco entienden qué es el pasado, qué es el futuro, qué es el presente. Simples animales. Como los animales, los gatos y los perros, no pueden comprender qué es el alma espiritual o qué es el karma. No se debe desperdiciar la vida humana viviendo como los animales. Tal como dice el Señor Rishabhadeva, nayam deho deha-bhajam nriloke kashtan kaman arhate vid-bhujam ye: «Aquella [persona] que ha recibido esta forma humana no debe trabajar arduamente, día y noche, simplemente para complacer los sentidos, lo cual pueden conseguir incluso los perros y los cerdos, que comen excremento» (Srimad-Bhagavatam 5.5.1).
Así pues, el Estado, el padre, las personas mayores, el guru —deben ser muy responsables―. ¿De qué responsabilidad se trata? Deben ver que cada una de las personas bajo su cuidado sea educada de modo que pueda elevarse a la posición más alta. ¿Y cómo se realiza esto? Mediante bhagavata-dharma. No hay otra manera. No mediante karma (actividades piadosas), jñana (especulación filosófica), o yoga (meditación mística). No. Simplemente por ejecutar servicio devocional a Krishna, bhagavata-dharma, se puede alcanzar la posición más elevada.
Incluso aquellos que llevan una vida muy abominable pueden alcanzar la perfección más elevada al practicar bhagavata-dharma. Tal como dice el Señor Krishna en el Bhagavad-gita (9.32): mam hi partha vyapashritya ye ‘pi syuh papa-yonayah. Papa-yoni significa «personas pecaminosas». Los seres humanos civilizados, los seres humanos avanzados, se llaman aryas, y aquellos que son inferiores se llaman papa-yoni.
En la sociedad de aryas existe varnashrama, un sistema de división social compuesto por cuatro órdenes sociales y cuatro órdenes espirituales. Las órdenes sociales son los brahmanas (intelectuales), los kshatriyas (administradores y militares), los vaishyas (comerciantes y agricultores) y los shudras (trabajadores manuales). Las órdenes espirituales consisten de los brahmacharis (estudiantes célibes), los grihasthas (padres de familia), los vanaprasthas (personas jubiladas), y los sannyasis (renunciantes). Este es el sistema védico verdadero.
La vida humana comienza cuando se siguen las regulaciones del varnashrama, con el que podemos elevarnos a una conciencia espiritual, o conciencia de Dios. Pero la gente de los tiempos modernos no lo sabe (na te viduh svartha-gatim hi vishnum). Como no hay bhagavata-dharma, no hay educación, las personas permanecen completamente en la oscuridad. Así es la civilización moderna.
El Srimad-Bhagavatam (1.1.10) describe a las personas de esta era de la siguiente forma:
prayenalpayushah sabhya
kalav asmin yuge janah
mandah sumanda-matayo
manda-bhagya hy upadrutah
«En esta era de Kali, la era de hierro, los hombres no tienen sino una vida corta; son pendencieros, perezosos, mal dirigidos, desafortunados y, sobre todo, siempre están perturbados».
Aunque se supone que en Kali-yuga vivimos cien años, a medida que esta era avanza, la duración de la vida es cada vez menor. Hoy en día casi nadie vive cien años. Cuando una persona tiene ochenta años, ya se considera anciana. Ese tiempo se va acercando gradualmente. Ese es el efecto de Kali-yuga.
La duración de la vida, la fuerza corporal, la misericordia y la memoria se reducirán gradualmente. Hoy en día no hay muchas personas con un cerebro fértil, ni tampoco con mucha fuerza física. ¿Y en cuanto a la misericordia? No hay ninguna duda. Si alguien ve que te están matando en medio de la calle, no le importará; continuará andando. No hay misericordia. Incluso las madres no tienen misericordia —matan a sus hijos que están en el vientre―. Así es Kali-yuga.
Por eso es muy necesario predicar este bhagavata-dharma. Y eso es lo que Prahlada Maharaja está predicando a sus compañeros daitya. Los daityas, o demonios, no comprenden que la vida humana se destina al cultivo de la conciencia de Krishna. No comprenden el valor de la vida humana. Por lo tanto, Prahlada Maharaja les está enseñando bhagavata-dharma.
Él dice que la gratificación de los sentidos no es el objetivo en la vida. Él describe la gratificación de los sentidos como deha-yogena dehinam, «felicidad en relación a un determinado tipo de cuerpo». Otro significado de deha-yogena dehinam es «sexo». Un deha (cuerpo) abrazando otro deha; ambos besándose, ambos manteniendo relaciones sexuales. Esa es la felicidad última en el mundo material.
Prahlada Maharaja dice que este tipo de felicidad se puede obtener en todas partes, ya sea que se ocupe un cuerpo humano, un cuerpo de perro o un cuerpo de cerdo. No piensen que la felicidad proveniente del sexo es inferior en el cuerpo de un perro que en el de un ser humano. No. Ya sea que poseamos un cuerpo de perro, un cuerpo de cerdo o un cuerpo de humano, el placer del sexo es el mismo. Por ejemplo, si toman un alimento de un recipiente de oro y lo ponen en un recipiente de hierro, el gusto no cambiará. Será el mismo. Se trata de un concepto erróneo, creer que si lo pongo en un recipiente de oro el sabor será mejor. No es así.
Estamos intentando convertirnos en una civilización avanzada cambiando de «recipiente». Eso es todo. Pero eso no cambiará la cualidad de nuestras actividades. La cualidad permanecerá igual. Debemos ir más allá de ahara-nidra-bhaya-maithunam, comer, dormir, defendernos y practicar sexo. Estos son necesarios en lo que respecta al cuerpo, pero también se encuentran en las vidas de los perros, los gatos y los cerdos. Debemos ir más allá. Eso es bhagavata-dharma. Deha-dharma, las actividades corporales, son las mismas para los gatos, los perros y los seres humanos, pero bhagavata-dharma, las actividades para la autorrealización, pertenecen apenas a los seres humanos.
Por eso, Prahlada Maharaja declara, kaumara acaret prajñah: «Desde la más tierna infancia, se deben practicar las actividades del servicio devocional». Aquí, los niños vienen al templo. Eso es muy bueno. Se están reuniendo con los devotos y ofreciendo sus respetos a las Deidades y al guru. Esto no será en vano. Todo queda registrado, y un día se volverán devotos puros. Eso es bhagavata-dharma.
Prahlada Maharaja hace hincapié en que no deberíamos trabajar muy duro para satisfacer los sentidos, porque eso está disponible en cualquier forma de vida, sin ningún esfuerzo. Debido a un arreglo superior, daiva, todos reciben un cierto tipo de gratificación de los sentidos. Como el cerdo ha recibido ese cuerpo, debe comer excremento. Eso es daiva. Similarmente, las vacas, las cabras y otros animales de cuatro patas comen pasto. Pero los tigres, los perros y los gatos no suelen tocar el pasto. Ellos quieren carne. Su estándar de alimentación, su estándar de felicidad, ya ha sido fijado. No se puede cambiar.
Pero en la forma de vida humana podemos cambiar nuestro estándar de felicidad si ejecutamos bhagavata-dharma. Por ejemplo, aquí se encuentran algunos jóvenes americanos y europeos. Ellos han cambiado sus hábitos. ¿Cómo es posible? Porque han aceptado bhagavata-dharma. Es la única manera. De lo contrario, no es posible. En América, las autoridades han admitido: «Estamos gastando muchos millones de dólares, pero no podemos detener el hábito de la intoxicación, el hábito del LSD. ¿Cómo es posible que este movimiento para la conciencia de Krishna lo está consiguiendo?». Sí, tan pronto como alguien se une sinceramente a nuestro movimiento, puede abandonar fácilmente todas estas cosas abominables: el sexo ilícito, comer carne, intoxicarse y apostar en juegos de azar. ¿Cómo? Porque acepta bhagavata-dharma, la conciencia de Krishna.
Así pues, si quieren cambiar la mentalidad de las personas de la civilización moderna que, en la actualidad, es como la mentalidad de un perro, no lo lograrán creando resoluciones en la asamblea de las Naciones Unidas. No. Deben aceptar bhagavata-dharma. Y entonces todo estará bien. De lo contrario, no será posible.