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Satsvarupa Dasa Goswami

Aunque el Señor Krishna desea nuestra total entrega, Él nos anima a que progresemos gradualmente hasta alcanzar ese excelso objetivo.

 

El Srimad-Bhagavatam (3.29.11-12) afirma:

«El servicio devocional sin mezcla se manifiesta cuando la mente del devoto se ve atraída tan pronto como escucha el nombre y las cualidades trascendentales de la Suprema Personalidad de Dios, que reside en el corazón de todos. Como el agua del Ganges, que de modo natural fluye hacia el mar, ese éxtasis devocional fluye hacia el Señor Supremo sin que ningún condicionamiento material lo obstaculice».

En el significado, Srila Prabhupada escribe que ninguna circunstancia material puede frenar el flujo de servicio devocional del devoto puro. Él describe la etapa perfecta, aquella en la que el devoto no sufre distracciones que le aparten del servicio a Krishna, sin deseos materiales, sin fallos a la hora de recordar a Su amado Señor. Nos resulta difícil admitir que no nos encontramos a esa altura; pero no debemos perder de vista que, por imposible que parezca, es eso lo que deseamos obtener. Queremos vivir sin otros intereses distintos de los intereses de Krishna.

Al mismo tiempo, en lo que a mi respecta (y también se lo recomiendo a otros) debemos ocupar nuestra naturaleza personale al servicio de Krishna. No es necesario censurarla o prohibirla. Nuestra naturaleza incluyen nuestras tendencias psicofísicas, nuestra orientación cultural y nuestros diferentes impulsos. Las Escrituras nos aseguran que es imposible, además de desaconsejable, acabar con el deseo. En vez de ello, hemos de ocuparnos nosotros y todo lo que tenemos al servicio de Krishna. Cuando rechazamos la materia en nombre de la renuncia, nuestra renuncia es incompleta.

Pero, ¿cómo ocuparnos en la práctica, y ocupar todo lo que poseemos, al servicio de Krishna? Sucede en ISKCON que a los devotos que se unen al movimiento se les dice que han de entregarse por completo, que deben dejar a un lado sus intereses personales y ocuparse totalmente al servicio del templo. Muchos devotos dejan carreras, tendencias, a veces incluso familias y lo que estiman y creen que forma parte de ellos mismos, para hacer servicio devocional. Después, años más tarde, cambian de modo de pensar. A veces creen que se les obligó a entregar algo que no era necesario abandonar. Otras veces creen que fueron manipulados por los que hablaban de entrega completa y que ellos mismos no estaban totalmente entregados. A veces simplemente creen que las tendencias e intereses que abandonaron eran, en realidad, muy importantes. Esos devotos suelen regresar a las mismas actividades que realizaban y las llevan a cabo, esta vez sin buscar un goce personal, sino como otra manera de servir a Krishna.

A esto se le llama varnasrama-dharma, el proceso gradual de renunciar y entregarse. En el Bhagavad-gita, Krishna reconoce que todos los que no se encuentran en la senda de la entrega total y espontánea podrían dedicarse a lo que les gusta hacer y dedicárselo a Él. Por lo tanto, las Escrituras indican normas mediante las cuales es posible realizar estas actividades. El pedido superior de Krishna es que lo abandonemos todo (sarva-dharman parityajya), pero si eso no es posible de inmediato, existe un proceso mediante el cual podemos acercarnos gradualmente a ese elevado objetivo. Un devoto siempre debe tener cuidado de no confundir los escalones graduales con el objetivo último.

Recordar el objetivo

Debemos recordar el objetivo y nunca sentirnos contrariados. «Aquellas personas que llevan a cabo sus deberes según Mis órdenes y que siguen estas enseñanzas con fe, sin envidia, se liberan de las ataduras de las acciones fruitivas» (Bhagavad-gita 3.31). La meta es amoldar completamente nuestra voluntad a la de Krishna, sin intereses particulares; si en algún momento esto nos parece demasiado difícil, no debemos pensar que Krishna está exigiéndonos demasiado. En realidad, Krishna trata de elevarnos hasta el nivel de los residentes de Vrindavana. Srila Prabhupada escribe en su significado del Bhagavad-gita (3.31):

Sin embargo, una persona ordinaria con una fe firme en las instrucciones eternas del Señor, aunque no sea capaz de cumplir dichas órdenes, se libera de todas las ataduras de la ley del karma. Al principio de la conciencia de Krishna, puede que no se cumplan las normas del Señor, pero como no hay resentimiento hacia este principio y se trabaja sin considerar pérdida ni desamparo, es seguro que se elevará hacia la conciencia de Krishna pura.

Mientras tanto, continúa el contraste entre la realidad ideal y la personal. Parece que no nos podemos entregar de hecho a Krishna abandonando, arrojando, quemando o deshaciéndonos de todo lo que creemos que somos. Debemos aprender a entregarlo, y al hacerlo, purificarlo hasta que se convierta en una ofrenda a Él. La filosofía del Bhagavad-gita nos asegura que doblegar nuestras tendencias es inferior a rendirse totalmente, como se demuestra en el verso que describe el proceso de karma-yoga: yat karosi yad asnasi… Yat karosi, «todo lo que hagas» no es lo mismo que sarva-dharman parityajya. Sin embargo, si en nuestra existencia hemos de aplicar el verso yat karosi para llegar a la plataforma de entregarlo todo, Krishna también nos alienta en este sentido.

Aunque no nos moleste la intensidad de la instrucción de Krishna, puede que nos preguntemos qué significa no tener otro deseo que hacer lo que Él desea. Hablé de esto con un hermano espiritual. Durante la charla, él presentó la superioridad de la entrega total por encima del amoldarse, y para reconciliar los dos aspectos me dijo: «Lo que hemos de hacer es acercarnos al maestro espiritual sin condiciones. El maestro espiritual, mediante su sabiduría y conocimiento de nuestra naturaleza, nos ocupará según nuestras tendencias».

Entregarse significa, en primer lugar, aceptar la posición de sirviente incondicional.

Para ser incondicionales debemos ser sinceros en primer lugar. La sinceridad exige humildad; exige que admitamos que no hemos completado ni perfeccionado nuestra conciencia de Krishna. Cuando seamos conscientes de nuestra posición real, desearemos hacer lo posible para llevar a cabo una entrega personal y, de modo natural, dejaremos de lado el egoísmo.

Yo suelo alentar a los devotos a que hagan el servicio que deseen hacer, aunque no sea lo que se les haya asignado, especialmente si no se sienten capaces de llevar a cabo ningún otro deber. Después, una vez ocupados realizando el servicio que han elegido, les animo a que continúen realizándolo sin tener en cuenta las posibles dificultades. Servir a otro, incluida la Persona Suprema, siempre exige cierta austeridad. Una de las austeridades más grandes que experimenta el devoto es darse cuenta de sus propias debilidades. El permanecer de manera estable en un servicio en particular permite que el devoto sosiegue su mente y encuentre la conciencia interna necesaria para ofrecer dicha actividad como servicio.

En última instancia, debemos purificar lo que decidamos hacer hasta el extremo de que no sólo ofrezcamos los frutos de la actividad que nos satisface personalmente, sino que ofrezcamos la actividad en sí misma para el placer de Krishna. Cuando se presenta una ofrenda, hemos de presentarla con temor, con la esperanza de que Krishna aceptará nuestra pequeña ofrenda de entre los millones de fantásticas ofrendas que recibe.

Esa conciencia devocional está a nuestro alcance. Somos capaces de sentir entusiasmo por nuestras actividades, y somos capaces de esforzarnos en pos del objetivo del servicio devocional puro.

En ISKCON cada vez hay más devotos que están analizando la medida en que nos hemos separado del mundo. Quizá tengamos algo que ver con la familia, la sociedad, el país y la humanidad, y quizá podamos volvernos más completos y realistas. Quizá tengamos que tratar estos temas y no hablar siempre desde la altura del predicador fanático. Esto es un síntoma de la madurez de nuestro movimiento. Al mismo tiempo, los devotos nunca deberían olvidar que, en última instancia, debemos desconectarnos de todo menos del servicio a Krishna. El cómo lograr esa meta no tiene porque significar que debamos rechazar todo lo demás, sino que hemos de aprender cómo utilizarlo para Krishna. Según la opinión de los devotos, el recuerdo constante del Señor Supremo recibe el nombre de samadhi, o trance. Si alguien se encuentra en trance constantemente no puede ser atacado, ni siquiera tocado, por las modalidades de la naturaleza material. Tan pronto como alguien se libera de la contaminación de las tres modalidades materiales, ya no tiene que volver a nacer y transmigrar. Srila Prabhupada nunca hizo hincapié en que la conciencia de Krishna pura estuviese fuera de nuestro alcance. En vez de ello, nos alentó afirmando que podía alcanzarse.

El precio de la pureza

Por supuesto, hay un precio. En una clase que Srila Prabhupada dio el 13 de marzo de 1974, en Vrindavana, habló de la afirmación de Rupa Gosvami, que si el amor de Dios puede comprarse en el mercado, debemos comprarlo sin demora:

Tatra laulyam ekalam mulyam. Rupa Gosvami aconsejó: Krisna-bhakti-rasa-bhavita matim kriyatam yadi kuto ‘pi labhyate. «Si la conciencia de Krishna está disponible, cómprala. Cómprala allí donde esté disponible». Ese es el consejo de Chaitanya Mahaprabhu, que hay que estar ansiosos por comprar esta conciencia de Krishna a cualquier precio. Por lo general, creemos que un precio significa cierta transacción monetaria, pongamos de cien libras, de doscientas o de millones de libras. El precio es diferente. Aquí Rupa Gosvami dice: «Compren a cualquier precio». Pero, ¿a qué precio?… laulyam, entusiasmo. Ese es el precio. La única capacitación. Hay que tener mucha ansiedad por ver los pies de loto de Krishna en esta misma vida. Hay que tener ganas de hablar con Krishna en esta misma vida. Sin volverse un sahajiya [sentimental]. Por medio del servicio. Krishna habla con el devoto, pero no lo hace con el que no lo es. Él dice en el Bhagavad-gita, tesam satata-yuktanam.

Las palabras de Prabhupada son prácticas. Si hubiera dicho que pensáramos en Krishna a cada segundo y no dejáramos nunca de servirle, sin otros apegos, nos habría parecido imposible. Sin embargo, Prabhupada hace hincapié en el servicio práctico. Si nos centramos en los detalles de nuestras actividades, recordando para quién las estamos realizando, podemos centrarnos en la conciencia de Krishna durante todo el día. Prabhupada fue experto en predicar una forma de autorrealización activa.

Recuerdo que cuando era joven y servía como presidente de templo en Boston. Aunque no estuviéramos meditando internamente en Krishna, o ni siquiera estuviéramos libres de los deseos materiales, trabajábamos hasta el agotamiento para servir a la misión de Prabhupada. Nuestras vidas eran tan apremiantes que no había tiempo para otros pensamientos. Apenas si podíamos finalizar nuestras tareas. Sin embargo, cuando llegó el extremo en que nos vimos incapaces de mantener tal ritmo, tuvimos que buscar otros modos de ser conscientes de Krishna.

Apertura de la mente

Otro extremo que Prabhupada subraya se expresa en el significado del Srimad-Bhagavatam (4.21.33):

Podría cuestionarse que, ya que se supone que el Señor es adorado por grandes semidioses como el Señor Brahma, el Señor Siva, y otros, ¿cómo puede ser que un humano corriente de este planeta pueda servirle? Esto lo explica con toda claridad Prithu Maharaja mediante el término yathadhikara, «según la capacidad de cada uno». Si una persona realiza con sinceridad su deber ocupacional, eso será suficiente. No es necesario que nos volvamos como el Señor Brahma, el Señor Siva, Indra, el Señor Chaitanya, o Ramanujacharya, cuyas posibilidades se encontraban muy por encima de las nuestras. Incluso un sudra [obrero], que se encuentra en el peldaño más bajo de la vida según las cualidades materiales, puede alcanzar el mismo éxito. Todo el mundo puede lograr el servicio devocional si actúa sin doblez. Aquí se afirma que hay que ser franco y de mente abierta, amayinah. Para tener éxito en el servicio devocional no supone discapacidad alguna el encontrarse en un estado de vida inferior.

Ser francos significa admitir ante Krishna que no somos capaces de hacer lo que él espera que hagamos; sencillamente carecemos de la pureza necesaria, no estamos suficientemente entregados para realizar lo que Él desea sin interés personal alguno. Ser de mente abierta significa expresar disgusto al contemplar nuestra situación. Queremos ser devotos de Krishna, pero nos es imposible sin Su ayuda.

Srila Prabhupada continúa: La única aptitud es que seamos brahmanas, ksatriyas, vaisyas o sudras; hemos de ser abiertos, francos y libres de desconfianzas. Así, realizando el deber particular bajo la guía de un maestro espiritual adecuado, es posible alcanzar el mayor éxito en la vida.

Después de admitir ante Krishna que no podemos ser devotos perfectos, no debemos concluir: «Por consiguiente, no haré nada». Sino que debemos decir: «Esto es lo que voy a hacer. Puedo ofrecer mi deber ocupacional y suplicar que lo aceptes».

Hallar el equilibrio

La primera pregunta que los devotos de ISKCON hacen al respecto es cómo encontrar el equilibrio entre una instrucción de parte de la autoridad y la decisión personal. Hemos de seguir un proceso a fuerza de probar. Un modelo consiste en someterse a la autoridad del templo y confiar en que nos guiarán bien. Por supuesto, la autoridad del templo nos ofrecerá guía según las necesidades de la misión, a veces a costa de nuestras propias necesidades. A veces, también, tales dirigentes nos pueden decepcionar y ello hará que nos amarguemos y caigamos en el otro extremo: total independencia.

A fuerza de probar encontraremos la fórmula que más nos conviene a nosotros. Podemos tratar de seguir el consejo de alguien y ver si funciona. Si no funciona, o sólo de manera parcial, es posible que sea necesario hacer algún ajuste. Es importante, por lo tanto, desarrollar un fuerte sentido de conciencia, y ser capaces de escuchar esa voz de nuestro interior que nos dice si lo que estamos haciendo es o no sano para nuestro desarrollo devocional. Adquirir esa conciencia requiere tiempo y madurez.

A menudo nuestra duda acerca de lo que estamos haciendo se debe a nuestra ignorancia sobre lo que significa la conciencia de Krishna. En los años primeros del movimiento, yo me sentía bastante insatisfecho con todo lo que hacía. Si salía a predicar, pensaba que sería mejor estar dirigiendo el templo. Si estaba dirigiendo el templo, pensaba que debería estar predicando. Un día, un hermano espiritual me señaló que yo daba la impresión de encontrarme siempre insatisfecho, y tenía razón. Esa insatisfacción es la señal de una comprensión inmadura. Quizá nosotros imaginemos que en un estado de perfección siempre nos sentiremos eufóricos ―un éxtasis continuo― sobre lo que deseamos hacer. Pero la realidad es que incluso cuando elegimos lo mejor que podemos imaginar, todavía habrán dificultades. Incluso Prabhupada se enfrentó a muchas dificultades en su prédica, aunque él nunca dudó de su misión. En esos momentos, debemos continuar nuestros servicios y olvidar la insatisfacción.

En última instancia, a medida que crezcamos en la conciencia de Krishna, empezaremos a convencernos de que lo que estamos haciendo es nuestra mejor ofrenda en esos instantes, y no dependeremos tanto de la aprobación externa. Es tan maravilloso ver a los devotos que sienten esta convicción en sus servicios y en su conciencia de Krishna. Tales devotos son muy afortunados, y comprobamos que han logrado su equilibrio porque pierden interés en desarrollar una amplia variedad de conocimientos, dejan de mostrarse inquietos, y se centran en sus actividades. A pesar de las dificultades financieras o de otro tipo, suelen comprender que dependen de Krishna y se olvidan de esas preocupaciones.

No hay un solo modo de encontrar el equilibrio, que sirva para todos los devotos, cada uno tiene que buscar el suyo. No es malo analizar nuestras historias para comprender dónde hemos estado y dónde nos gustaría ir en nuestro intento de rendirnos a Krishna. Y, mientras tanto, tenemos que cuidar el no cambiar la filosofía ni rebelarnos contra los principios simplemente porque no seamos capaces de seguirlos. Debemos sentirnos caídos y rezar a Krishna pidiendo Su apoyo.

Formación temprana

Un problema es que los devotos jóvenes, en especial, todavía no están seguros de cuáles son sus tendencias. En ese caso, es mejor que el devoto se sitúe como si de un lienzo en blanco se tratara y reciba formación en los templos acerca de lo que la institución describe como entrega total. Eso conformará los cimientos de todo desarrollo personal posterior. Los primeros años en el templo son momentos de estudio y práctica constantes. Al igual que los universitarios estudian más durante sus años de carrera que en el resto de sus vidas, también el devoto que acude a un templo debe aprovechar las ventajas de una formación intensiva. Al menos, esto ofrecerá al devoto la oportunidad de comprender teóricamente las instrucciones de Krishna; y hacer lo necesario según las necesidades de la misión puede servirle, incluso, para desvelar su propia naturaleza. Las tendencias personales se revelan a medida que la persona madura.

Por último, hemos de descubrir cómo cuidarnos de nuestras propias almas y ofrecérselas a Krishna. Como el confiar totalmente en nosotros mismos es una propuesta arriesgada, nos ofrecemos a un maestro espiritual y a los vaisnavas. Deberíamos tener amigos que simpaticen con nuestro nivel de avance y que puedan escucharnos y aconsejarnos de modo sincero. Es algo muy delicado decidir que es lo que Krishna nos está pidiendo, y exige oración y apoyo. A veces los signos están claros pero otras veces no lo están. Sin embargo, sea lo que sea que decidamos, debe llevar la carga de la realidad espiritual y estar libre de concepciones estereotipadas de qué es el servicio devocional.

A medida que recorremos el proceso, debemos comprobar nuestros signos vitales espirituales. Al igual que un médico comprueba nuestros signos vitales sin consideraciones, de modo que tenga una idea de cual es nuestro estado de salud general, también nosotros podemos comprobar nuestros signos vitales espirituales: ¿Sentimos más entusiasmo por servir a Krishna? ¿Nos gusta el krisna-katha, hablar de cosas relacionadas con Krishna? ¿Deseamos la compañía de los devotos? ¿Esperamos llegar a una oración pura? Comprobar estos síntomas nos permitirá saber si estamos en el camino adecuado.

A medida que progresemos, trabajaremos tanto con lo real como con lo ideal. Es decir, puede que nunca sepamos exactamente lo que Krishna quiere que hagamos, y aunque lo supiéramos, puede que no fuéramos capaces de hacerlo. Por lo tanto, lo único que podemos hacer es emplear la inteligencia que Dios nos ha dado para darle todo lo que podamos.

Prabhupada nos asegura que no importa lo que seamos mientras estemos sirviendo a Krishna. El servicio devocional no es una afición sino un trabajo a jornada completa. Puede que creamos que se trata de un proceso misterioso y esotérico, o podemos seguir las sencillas y realistas instrucciones de Prabhupada de ocuparnos siempre en el servicio mientras pensamos en la persona a quien se lo vamos a ofrecer.

Con el énfasis que Prabhupada pone en el servicio, nos corresponde a nosotros descubrir nuestra vocación personal: qué es lo que podemos hacer por Krishna, y dedicarnos a hacerlo.

 

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