A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada
(Extractos del capítulo 19 de la obra ‘Krishna, la Suprema Personalidad de Dios’)
Ante la temible amenaza del incendio devastador que los rodeaba, los pastorcillos de vacas oraron al Señor Krishna con la esperanza de que los salvara.
Mientras Krishna y Balarama, junto con sus amigos, estaban ocupados en los pasatiempos descritos anteriormente, las vacas, al no ser observadas, comenzaron a vagar por su propia cuenta, entrando más y más en la parte más profunda del bosque, seducidas por las hierbas frescas. Las cabras, las vacas y los búfalos viajaron de un bosque a otro, y entraron en el bosque conocido como Ishikatavi. Este bosque abundaba en hierbas verdes, y, por lo tanto, fueron seducidos; pero cuando entraron, vieron que había un incendio en el bosque, y se pusieron a llorar.
En otro lugar del bosque, Balarama y Krishna, junto con Sus amigos, no podían encontrar a sus animales, y se afligieron mucho. Ellos comenzaron a rastrear a las vacas siguiendo sus huellas, así como también el sendero de hierba comida. Todos los niños temían que sus mismos medios de subsistencia, es decir, las vacas, estuvieran ahora perdidos. Sin embargo, ellos oyeron muy pronto el llanto de sus vacas. Krishna comenzó a llamar fuertemente a las vacas por sus nombres respectivos. Al oír el llamado de Krishna, las vacas inmediatamente respondieron con júbilo. Pero, para ese entonces, el incendio del bosque los había rodeado a todos, y la situación parecía muy temible.
Las llamas aumentaban mientras el viento soplaba muy rápidamente, y parecía que todo lo móvil y lo inmóvil sería devorado. Todas las vacas y los niños se asustaron muchísimo, y se voltearon hacia Balarama de la misma manera en que un hombre moribundo mira el retrato de la Suprema Personalidad de Dios. Ellos dijeron: “Queridos Krishna y Balarama, nos estamos quemando con el calor de este llameante fuego. Permítannos refugiarnos en Sus pies de loto. Sabemos que ustedes nos pueden proteger de este gran peligro. Krishna, amado amigo nuestro, nosotros somos Tus amigos íntimos. No es correcto que suframos de esta manera. Dependemos completamente de Ti, y Tú eres el conocedor de toda vida religiosa. No reconocemos a nadie más que a Ti”.
La Personalidad de Dios oyó las voces suplicantes de Sus amigos, y lanzando una mirada complaciente sobre ellos, comenzó a responder. Hablando a través de Sus ojos, Él les comunicó a Sus amigos que no había ninguna causa de temor. Entonces, Krishna, el místico supremo, la poderosa Personalidad de Dios, se tragó inmediatamente todas las llamas del incendio. Las vacas y los niños fueron así salvados del peligro inminente.
Debido al temor, los niños estaban casi inconscientes, pero cuando recobraron el conocimiento y abrieron sus ojos, vieron que una vez más estaban en el bosque con Krishna, Balarama y las vacas. Estaban atónitos de ver que estaban completamente libres del ataque del llameante fuego, y que las vacas estaban a salvo. Ellos pensaron secretamente que Krishna no debía de ser un niño ordinario, sino algún semidiós.
Al atardecer, Krishna y Balarama, junto con los niños y las vacas, regresaron a Vrindavana tocando Sus flautas.
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