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Chaitanya-charana Dasa

Hagamos tres observaciones.

  1. Una vez, cuando una niña leyó una novela romántica por primera vez en su vida, al darse cuenta que el romance tenía un autor, quiso saber dónde se encontraba este en la historia. La pregunta «Si Dios creó todo, ¿quién creó a Dios?» es algo similar. Obviamente, la respuesta es que el autor no participa de la historia; él crea la cronología, el argumento y los personajes del romance, pero él existe fuera de la historia. Similarmente, Dios creó el tiempo, el espacio y todo lo demás, incluido nosotros, que vivimos dentro del tiempo y del espacio, pero Él existe fuera del tejido del tiempo y del espacio. (Aunque algunos de nosotros concluyamos que las diferentes dimensiones de tiempo y espacio son difíciles de concebir, los físicos afirman que las dimensiones superiores no son apenas posibles, sino también necesarias para explicar racionalmente el universo. Por ejemplo, la teoría de supercuerdas define once dimensiones, de las cuales solo experimentamos cuatro). Así pues, todo lo que existe dentro del tiempo y del espacio necesita un comienzo, una causa, pero Dios, que vive fuera, no necesita causa, pues Él es la causa del tiempo y el espacio.
  2. La literatura védica nos otorga la definición de Dios, sarva-karana-karanam: «Él es la causa de todas las causas». Eso significa que, cuando trazamos el origen de todas las cosas a nuestro alrededor, terminamos en Dios. Si Dios tuviese un origen, ese origen sería Dios. Incluso según la lógica pura, la fuente de todo no puede tener una fuente. Entonces, esa pregunta es ilógica en sí misma, porque se basa en una comprensión ilógica del término «Dios».
  3. La ciencia moderna confirma que nuestro universo tiene un comienzo, no es eterno. La mayoría de esas teorías científicas actuales propone el origen del universo como una singularidad, un punto de densidad infinita, temperatura infinita y tamaño infinito, un punto más allá de todas las concepciones de tiempo y espacio, un punto que es matemáticamente indescriptible y físicamente inconcebible. Así, incluso la supuesta ciencia racional no es capaz de evitar otorgar atributos inconcebibles (o «irracionales») al origen de todo, pero los otorga a un puñado de materia en vez de otorgárselos a Dios.

Por lo tanto, tanto la ciencia materialista como la espiritualidad exigen que aceptemos con fe su versión del origen del universo. No obstante, podemos examinar qué tipo de fe sería más razonable. ¿Cuál es nuestra experiencia en el mundo real? En una construcción, ¿la materia se organiza a sí misma, o una persona inteligente la organiza? Cualquier experiencia demuestra que es necesario que haya una persona inteligente. Por lo tanto, ¿no es lógico que la organización, la estructura y la armonía en el universo (la construcción cósmica donde vivimos) necesite de una Persona súper inteligente, y no solamente un puñado de materia súper energética? Por supuesto, alguien puede argumentar que la materia puede organizarse a sí misma, pero esto no se ha comprobado ni mediante experimentos científicos ni mediante la experiencia humana. Por lo tanto, cualquier alternativa materialista a Dios como el origen de todo, exige una fe irracional, ciega y que no se ha podido demostrar.

 

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No hay comentarios

  1. Gracias por todo lo que publican…es muy bueno

  2. La ciencia de Dios

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