Hari Sauri Dasa
(Extractos de la obra Diario Trascendental – Volumen I)

Un devoto local, Sri Visvambhara Dayal, conocido popularmente como Bhagatji, llegó a las 9:00 p.m. a preparar la leche caliente de Prabhupada y para discutir brevemente acerca de la administración del templo, el gurukula y otras cuestiones.

Srila Prabhupada bebe un vaso de leche caliente cada noche, justo antes de irse a descansar. A veces lo acompaña con kachori, paratha o chira frito. Le dio instrucciones claras a los cocineros sobre cómo hacer cada preparación. Su leche tiene que estar a la temperatura exacta, muy caliente, para que pueda digerirse bien pero no esté quemando.

Recientemente me enseñó cómo hervir la leche a la temperatura justa para poder beberla. Pidió otro recipiente y vertió la leche que estaba en su vaso en él; luego volvió a pasar la leche al vaso, y repitió esta acción varias veces para airear la leche y reducir la temperatura. Cuando estuvo a punto, la bebió.

El masaje de la noche tomó más de media hora. Últimamente ha refrescado durante toda la noche hasta el amanecer, así que la circulación y las articulaciones de Prabhupada requieren de mayor atención. Me fui a descansar alrededor de las once.

Mientras los discípulos dormíamos, Prabhupada se levantó alrededor de las 11.30 o medianoche, y comenzó el trabajo más importante del día: traducir el Srimad-Bhagavatam y escribir sus significados trascendentales. Harikesa tiene el sueño ligero, y a menudo se despierta cuando Prabhupada atraviesa la habitación de los sirvientes, camino a su habitación de darshana. Cuando Prabhupada pasa, se da la vuelta dentro de su saco de dormir y le ofrece reverencias.

Sentado en su escritorio, Prabhupada cantójapa durante más o menos una hora, completamente concentrado en los santos nombres. Le oró a Krishna para obtener la habilidad para servirle bien y poder presentar las palabras eternas del Srimad-Bhagavatam de una manera adecuada para que todo el mundo las comprenda, consciente de que su obra construirán el fundamento de la ley y el orden de los próximos diez mil años.

Colocando su japa-mala a un costado, se puso los lentes y encendió la luz del escritorio. Abriò el Bhagavatam en la página marcada, la versión en varanasi de color verde, con los comentarios en sánscrito de los acharyas previos, y la versión en bengalí de color rojo, con los comentarios de Srila Bhaktisiddhanta Sarasvati Thakura. Inclinándose hacia adelante, comenzó a estudiarlos intensamente. Entonces, sujetando el micrófono cerca de su boca, encendió el grabador y comenzó a dictar: «Srimad-Bhagavatam, Canto séptimo, capítulo siete, verso veinticinco, continuación del significado…».

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