Mathuresa Dasa

El rey de Orisa estaba dispuesto a abandonar su opulento reino por una oportunidad de ver al Señor Chaitanya.

El Señor Sri Krishna Chaitanya Mahaprabhu, cuyo nombre de joven era Nimai Pandita, adoptó la orden de renuncia el mes de febrero del año 1510, a los veinticuatro años de edad. Abandonó Su hogar, familia, amigos de infancia, compañeros de toda una vida y a Sus cariñosos seguidores de Navadvipa, Bengala, y estableció Su sede a ochocientos kilómetros al sur, en Jagannatha Puri, ciudad situada en la bahía de Bengala, en el estado de Orisa. Su partida, aunque abrupta y sin avisar, sirvió para realzar Sus afectuosas relaciones con todos Sus devotos de Navadvipa.

―Mis queridos amigos ―declaró al nutrido grupo que se había congregado para despedirle en casa de Advaita Acharya, en Shantipura―, aunque haya adoptado la orden de vida de renuncia de repente, sé con certeza que nunca los olvidaré. Mientras viva, no dejaré de preocuparme de ustedes, ni de Mi querida madre.

La anciana madre del Señor Chaitanya, Sachidevi, le había pedido a Su hijo que se quedara a vivir en Puri. Consolándose, y consolando a los reunidos, dijo:

―Jagannatha Puri y Navadvipa son dos habitaciones de una misma casa. Siempre hay peregrinos que van y vienen, y este flujo de visitantes traerá noticias de mi Nimai.

Sachi estuvo cocinando durante diez días para su hijo y para todos los devotos. El Señor comía con Sus devotos, y por las noches cantaba los santos nombres de Krishna y bailaba con todos. Él se entregó libremente, como amigo y como maestro espiritual, reuniéndose personalmente con todos y cada uno de los devotos que habían venido a verle desde Navadvipa y otros pueblos. Los abrazó cálidamente a todos, mirándoles la cara uno a uno.

Por fin, mientras Su madre y Sus amigos dejaban correr sus lágrimas en casa de Advaita Acharya, Sri Chaitanya Mahaprabhu partió resueltamente, seguido solamente por cuatro acompañantes, y viajó a pie y en barca hasta Puri, donde llegó el mes de marzo de 1510. El Señor tuvo, durante el mes de abril, largos debates con Sarvabhauma Battacharya, el principal estudioso monista de Puri, convenciendo al Battacharya de que aplicara su gran erudición a la práctica de la devoción amorosa a la persona suprema, el Señor Krishna. El Señor Chaitanya se puso en camino de nuevo en mayo.

Viaje por el sur de la India

El Señor Chaitanya, para desconsuelo de Sarvabhauma y muchos otros nuevos seguidores, que Le conocían desde hacía unas semanas, dejó todo por segunda vez en cuatro meses. Acompañado por un solo asistente, partió caminando en dirección al sur de la India, hasta el cabo Comorin, para regresar, pasados dos años, tras visitar cientos de templos y lugares santos.

Los compañeros del Señor anhelaban recibir noticias de Sus viajes y destinos, mientras pasaban lentamente las horas y los días en Jagannatha Puri y Navadvipa. Celebraban reuniones en las que cantaban en congregación los santos nombres de Krishna, en sus casas y en las calles, y esperaban impacientemente la oportunidad de volver a verle de nuevo.

Maharaja Prataparudra, rey de Orisa, se contaba entre los nuevos admiradores de Sri Chaitanya Mahaprabhu en Jagannatha Puri, aunque nunca había tenido la oportunidad de ver al Señor. Prataparudra, miembro de la dinastía de los reyes Ganga, era muy rico y poderoso; recorría sus dominios con un séquito de secretarios, ministros, soldados y oficiales, residiendo en palacios con sus reinas y sirvientes. Su reino se extendía desde la capital en Cuttack al sur de Rajamahendri, donde Ramananda Raya hacía a veces de gobernador, y a lo largo de toda la costa hasta la moderna Madras, donde Bhavananda Raya, padre de Ramananda, ocupaba el cargo de gobernador.

Prataparudra cambiaría con el tiempo la capital a Khurda, a unos kilómetros de Jagannatha Puri, por ello, a veces, se le citaba con el título de rey de Puri. Como gobernante piadoso, mostró personal interés y dedicación en la dirección del antiguo templo de Jagannatha, en Puri. Siempre que visitaba la ciudad acudía diariamente a casa del sacerdote principal, Kasi Misra, masajeaba sus pies, y escuchaba con ansia todos los detalles referentes a la opulenta adoración que se ofrecía al Señor Jagannatha. Se dice que el rey Indradyumna, fundador del templo de Jagannatha hace miles de años, renació en su misma dinastía como el rey Prataparudra.

Prataparudra, ávido por ver al Señor, convocó a Sarvabhauma Bhattacharya, a quien le dijo: «Hay mucha gente diciendo que ha venido de Bengala una persona muy santa que te ha hecho beneficiario de Su favor. Pues bien, muéstrame tu misericordia, haz lo necesario para que pueda reunirme con tan gran personalidad».

―Lo que han escuchado es cierto ―le replicó Sarvabhauma―, pero resulta difícil organizar un encuentro. Sri Chaitanya Mahaprabhu Se muestra muy despegado de los asuntos mundanos. Ni en sueños concede audiencias a un rey.

Al escuchar estas palabras, Prataparudra se mostró decepcionado, aunque no sorprendido. Las personas santas desatendían, por norma, a aquellos que se mostraban demasiado orgullosos de sus riquezas y poder. Sin embargo, Prataparudra, no se enorgullecía de su posición real, y estaba decidido a encontrarse con Sri Chaitanya Mahaprabhu.

Sarvabhauma continuó:

―Por supuesto que trataré de organizar un encuentro, pero hace poco que el Señor ha salido de viaje al sur de la India.

Las noticias sorprendieron y decepcionaron al rey.

― ¿Por qué se ha ido de Jagannatha Puri? ―preguntó ansiosamente― ¿Por qué permitiste que Se fuera? ¿Por qué no te postraste a Sus pies y le suplicaste que Se quedara?

―Hice todo lo que pude para que Se quedara ―respondió Sarvabhauma―, pero como no es otro que la Suprema Personalidad de Dios, el Señor Krishna en persona, es totalmente independiente.

―Eres un estudioso de gran erudición y experiencia ―le dijo el rey a Sarvabhauma―, y si te refieres a Sri Chaitanya Mahaprabhu llamándole Señor Krishna, acepto tus palabras y las considero la verdad. Por favor, cuando regrese el Señor, espero verle, aunque sea una vez, y así conseguir la perfección de mis ojos.

Prataparudra se unió a los residentes de Jagannatha Puri en su ansiosa espera del regreso del Señor, del sur de la India. Mientras esperaba, recibió una misiva de Ramananda Raya, que acababa de hablar extensamente con el Señor Chaitanya a orillas del río Godavari. El Señor, impresionado con el vasto y profundo conocimiento que, sobre el servicio devocional, tenía Ramananda Raya, quiso que se retirara de sus obligaciones gubernamentales en Rajamahendri y Le acompañara hasta Puri, cuando decidiera regresar. Aunque Ramananda Raya se arriesgaba a perder un lucrativo puesto como gobernador, escribió prontamente para presentar su renuncia. Al enterarse, por la misiva de Ramananda, de los deseos del Señor, el rey Prataparudra no sólo aceptó la petición de Ramananda sino que le concedió una pensión similar al salario que recibía, de modo que pudiera dedicarse al servicio del Señor sin ansiedades.

El rey respondió a la carta de Ramananda Raya:

―Sri Chaitanya Mahaprabhu Se muestra muy, pero que muy misericordioso contigo. Por lo tanto, te ruego que solicites en mi nombre una reunión con Él, sin falta.

El Señor regresa a Puri

Tras dos largos años, un día llegó a Puri el asistente del Señor Chaitanya, anunciando que el Señor estaba en la cercana ciudad de Alalanatha (Alarnath). Los devotos de Puri se alegraron mucho y se apresuraron, sin dejar de bailar durante todo el trayecto, en dirección a Alalanatha para recibir al Señor. El rey Prataparudra pronto se enteró de las noticias en su capital, en Kuttack, y le escribió a Sarvabhauma, pidiendo de nuevo una entrevista. La respuesta no fue muy alentadora. Sarvabhauma respondió que el Señor Chaitanya se había negado a recibir al rey. Para alguien que había adoptado la orden de renuncia, insistía el Señor, reunirse con alguien mundano como el rey era tan peligroso como beber veneno.

―Mi querido Bhattacharya, ―advirtió el Señor― si permites que de tu boca vuelva a salir otra solicitud como esta, nunca me volverás a ver.

Sri Chaitanya Mahaprabhu es la Suprema Personalidad de Dios, Krishna Mismo, actuando como Su propio devoto. Como Supremo y como Su propio devoto, estaba misericordiosamente inclinado hacia todas las entidades vivientes, qué decir de un gran devoto como Maharaja Prataparudra. No obstante, como maestro mundial y sannyasi, aquel que ha adoptado la orden de renuncia, advirtió son Su propia conducta que complacer a un materialista es un impedimento para la vida espiritual. A pesar de la recomendación de Sarvabhauma, el Señor Chaitanya se mantuvo firme, obligando a Maharaja Prataparudra a que buscara cada vez más el refugio de Sus sirvientes.

Sarvabhauma Bhattacharya, temeroso de la amenaza del Señor de irse para siempre, fue a su casa a meditar cuidadosamente sobre la situación. Srila Prabhupada escribe: «Las actividades del Señor Chaitanya Mahaprabhu a veces tenían la finalidad de revelar Su naturaleza como la Suprema Personalidad de Dios y, otras veces mostrarle como un devoto. Las dos actividades son misteriosas y sólo pueden percibirlas los devotos puros».

Mientras Sarvabhauma daba vueltas al asunto, llegó otra carta de Prataparudra. El rey decía:

―Por favor, apela a todos los devotos relacionados con Sri Chaitanya Mahaprabhu y presenta esta solicitud en mi nombre. Sin la misericordia de todos los devotos, es imposible obtener el refugio del Señor. Sin Su misericordia, mi reino carece de interés. Si Gaurahari, el Señor Chaitanya, no me otorga Su misericordia, abandonaré mi reino, me convertiré en un mendicante y pediré de puerta en puerta.

Intercesión de Ramananda

El rey Prataparudra, además de solicitar la misericordia de los compañeros del Señor Chaitanya en Puri, solicitó de nuevo la ayuda de Ramananda Raya, que había venido a verle, tras dimitir de todos sus cargos en el Sur de la India. Juntos se dirigieron a Jagannatha Puri, donde llegaron cabalgando en sus caballos y elefantes, junto a sus ministros y jefes militares. Prataparudra fue a visitar el templo del Señor Jagannatha, mientras Ramananda Raya se apresuró, rebosante de placer, a reunirse con Sri Chaitanya Mahaprabhu. Ramananda Raya, tras dimitir de todos sus cargos como diplomático gubernamental, volvió a recurrir a su talento diplomático para ablandar el corazón del Señor en relación a Prataparudra.

La diplomacia en el terreno político supone a veces duplicidad e intereses egoístas, pero en el terreno del servicio devocional los talentos diplomáticos se convierten en un complemento al servicio del Señor y Sus devotos. Aunque el Señor Chaitanya había rehusado firmemente ver al rey, la diplomacia de Ramananda Raya, Sarvabhauma Bhattacharya y todos los devotos lograría cambiar Su decisión. Los devotos siempre están deseosos de recomendar a otro devoto ante el Señor, o el maestro espiritual, y tales recomendaciones siempre obtienen el éxito.

―Mi querido Señor ―le dijo Raya a Sri Chaitanya Mahaprabhu―, cuando informé a Prataparudra de que Tú ordenaste que me retirara de mis ocupaciones, él se mostró dispuesto a relevarme de mis deberes. Tras escuchar Tu nombre, se alzó del trono y me abrazó. Me concedió una pensión equivalente a mi antiguo salario de modo que pudiera servirte sin ansiedad alguna. El rey Prataparudra dijo: «Soy el más caído y no hay en mí cualidad alguna que me permita poder ver al Señor. Espero que en un nacimiento futuro Él permita que me reúna con Él».

Al Señor Chaitanya Le satisfizo escuchar lo referente al servicio que Prataparudra había prestado a Ramananda Raya.

―Mi querido Ramananda Raya, ya que tú eres el principal devoto de Krishna, quien te ame es, en verdad, muy afortunado. Puesto que el rey ha demostrado amarte tanto, es seguro que el Señor Krishna lo aceptará.

El Señor Chaitanya citó un verso del Adi Purana, donde el Señor Krishna le dice a Arjuna: «Aquellos que afirman ser Mis devotos, no lo son. Aquellos que son los devotos de Mi sirviente son, en verdad, Mis devotos».

Sri Chaitanya Mahaprabhu indicó que Él también era más accesible a través del servicio a Sus sirvientes que a través del servicio directo. Aunque el Señor y Sus grandes devotos están a disposición de todo el mundo, el vínculo creado por la aproximación directa nunca es tan fuerte como el vínculo que se establece por mediación de sus sirvientes. Srila Prabhupada lo llamó la psicología de «Si me quieres, quieres también a mi perro», y está presente en todos nosotros. Como somos parte del Señor Supremo, cualitativamente iguales a Él, también como Él nos sentimos satisfechos y endeudados cuando alguien sirve y complace a los que amamos. El acercamiento personal, incluso en los tratos más ordinarios, da como resultado una relación mucho más formal, mientras que el acercamiento indirecto mediante la satisfacción de los seres queridos de alguien, captura de inmediato el corazón de dicha persona. Este fenómeno tiene su origen en el Supremo.

El servicio de Prataparudra a Ramananda Raya agradó a Sri Chaitanya Mahaprabhu y garantizó el cumplimiento del más intenso deseo de Prataparudra de reunirse con el Señor. No obstante, por puro formalismo el Señor de nuevo rechazó conceder audiencia al rey.

―Por favor ―suplicó Ramananda Raya con franqueza―, visita al rey, aunque sea una sola vez.

―Mi querido Ramananda ―replicó el Señor―, ¿cómo me pides tal cosa? El mendicante que goza de la compañía de un rey se perjudica a sí mismo, en esta vida y en la próxima. Pierde todos los méritos espirituales para la vida siguiente. Y, en esta vida, tan pronto como la gente descubre la más mínima falta en la conducta de un sannyasi, ésta se difunde como si de un incendio se tratara. Es imposible disimular una mancha de tinta negra sobre un paño blanco.

―Pero, mi querido Señor ―protestó respetuosamente Ramananda―, Tú has liberado a innumerables personas pecadoras. Y el Rey Prataparudra es un sirviente del Señor Jagannatha y Tu devoto.

―Es verdad ―concedió el Señor Chaitanya―, que el rey posee buenas cualidades, pero el mero hecho de adoptar el título de ‘rey’ es suficiente para perjudicarlo.

Al comprobar que la actitud de Sri Chaitanya Mahaprabhu no variaba, volvió a recaer sobre Sarvabhauma Bhattacharya la desagradable tarea de informar al Rey Prataparudra de las noticias. No solamente se mantenía firme el Señor Chaitanya en contra de la voluntad de Sarvabhauma y Ramananda Raya, sino que un grupo de devotos encabezados por el Señor Nityananda también fracasaron en su intento de conseguir una audiencia para el rey.

Prataparudra, tras llegar a Puri con Ramananda Raya, y tras lograr la ayuda de todos los devotos, tenía buenas razones para sentirse esperanzado.

Cuando Sarvabhauma vino a verle, el rey preguntó:

―¿Han presentado los devotos mi solicitud al Señor, como pedía yo en mi carta?

―Sí ―respondió cortésmente Sarvabhauma―, pero el Señor ha rehusado ver a un rey. Ha dicho que, si alguien volvía a preguntarle, abandonaría definitivamente Jagannatha Puri.

En esta ocasión, la decepción de Prataparudra rebasó todos los límites. Los dos años de espera y presentación de solicitudes parecían infructuosos. Disgustado y melancólico, se puso a llorar:

―¡Ay de mí! Sri Chaitanya Mahaprabhu descendió para liberar a toda clase de pecadores. ¿Ha decidido liberarlos a todos menos a un rey llamado Prataparudra? ¿Posará Su misericordiosa mirada sobre todo el mundo, menos sobre mí? Si no recibo la misericordia de Sri Chaitanya Mahaprabhu, son inútiles mi cuerpo y todo mi reino.

―No te preocupes ―consoló Sarvabhauma al rey―. Debido a tu determinación, definitivamente Sri Chaitanya Mahaprabhu te recibirá. La descripción de tu amor a Él que Ramananda Raya ha hecho, ya ha cambiado Su pensamiento.

Sarvabhauma le recordó a Prataparudra que sólo faltaban dos semanas para celebrar Rathayatra, el Festival de las Carrozas, y sugirió un plan.

―El día del festival ―dijo―, el Señor bailará todo el día ante las carrozas lleno de amor extático. Después de bailar, descansará en el huerto de Gundicha. En ese momento te podrás acercar al lugar, sin tu séquito, vestido como alguien corriente, y leerle al Señor los pasatiempos del Señor Krisna que se describen en el Srimad-Bhagavatam. Sri Chaitanya Mahaprabhu se pondrá tan extático debido a la lectura que estoy seguro que te abrazará.

El rey, dispuesto a seguir el consejo de Sarvabhauma, se llenó de felicidad trascendental. Ahora no sólo contaba con el apoyo y la misericordia de los devotos, también tenía un plan. Estuvo eufórico hasta que se enteró, pasados tres días, que Sri Chaitanya Mahaprabhu había abandonado repentinamente Puri en solitario, en dirección a Alalanatha. El Señor Chaitanya había asistido gozosamente a la ceremonia anual del baño del Señor Jagannatha, tras la cual el Señor Jagannatha se retira durante dos semanas antes de Rathayatra. Sri Chaitanya Mahaprabhu, incapaz de soportar el no ver al Señor Jagannatha, se había ido de Puri.

Sarvabhauma y otros devotos siguieron al Señor Chaitanya hasta Alalanatha mientras Prataparudra esperaba angustiado. ¿Cómo iban a traer de vuelta a Sri Chaitanya Mahaprabhu a Puri, mientras el Señor Jagannatha estuviera recluido? ¿Quién puede competir con el Señor del universo, Krishna en persona, solicitando la atención de Sri Chaitanya Mahaprabhu? ¿Regresaría el Señor Chaitanya, o se trataba del inicio de otro peregrinaje inacabable?

Los devotos de Bengala

Sarvabhauma pronto regresó al palacio de Prataparudra para aliviar los temores del rey. El Señor Chaitanya se mostró de acuerdo en regresar a Jagannatha Puri al enterarse que muchos de Sus devotos de Bengala venían de camino para visitarle. Tras enterarse de que el Señor había regresado del sur de la India, de inmediato se habían puesto en camino para recorrer los ochocientos kilómetros que había desde Navadvipa, y ya estaban por llegar. Desde su último encuentro con el Señor, durante los diez días que durara el festival en casa de Advaita Acharya ya hacía dos años, esperaban ansiosamente el momento de volver a reunirse con Él, su maestro espiritual y amigo más querido. Mientras Sarvabhauma tranquilizaba al rey Prataparudra, un devoto llamado Gopinatha Acharya llegó al palacio y confirmó las noticias.

«Cerca de doscientos devotos vienen de Bengala», le dijo Gopinatha Acharya a Sarvabhauma. «Todos ellos son almas muy elevadas, dedicadas especialmente a Sri Chaitanya Mahaprabhu. Ya han llegado a orillas del lago Narendra y están esperando allí. Necesito organizar su estancia en el lugar, así como los víveres necesarios».

El rey Prataparudra saltó de inmediato al ver la oportunidad de servir a los íntimos amigos y devotos del Señor Chaitanya.

―Daré las órdenes necesarias al regente del templo para que organice un lugar donde puedan residir, así como el prasada ―prometió.

Después, el rey, dirigiéndose a Sarvabhauma lleno de entusiasmo, dijo:

―Por favor, preséntame uno a uno, a todos esos devotos bengalíes de Sri Chaitanya Mahaprabhu.

―Lo cierto ―dijo Sarvabhauma―, es que yo no conozco a ninguno de ellos, aunque me gustaría. Vayamos a las terrazas del palacio con Gopinatha Acharya. Él conoce a todos los devotos bengalíes y nos dirá sus nombres.

Gopinatha Acharya se puso a nombrar a cada uno de los devotos desde la terraza del palacio de Prataparudra. Señaló a Advaita Acharya, Srivasa Pandita, Gadadhara Pandita, Vakresvara Pandita y Haridasa Thakura, mientras sus dos acompañantes alargaban sus cuellos para ver mejor. Todos los devotos recién llegados iban cantando y bailando mientras se acercaban al palacio, procedentes del lago Narendra, dispuestos a ver al Señor Chaitanya.

―Ahí van Vasudeva Datta y Sivananda Sena ―continuó Gopinatha Acharya―. Y también veo a Govinda Ghosa, Madhava Gosh y Vasudeva Ghosa, así como los habitantes de Kulina-grama, y los habitantes de Khanda.

Gopinatha Acharya continuó, nombrando a los devotos bengalíes y describiendo sus cualidades y sus servicios a Sri Chaitanya Mahaprabhu.

―¿Cuántos nombres les he de dar? ―preguntó―. Todos los devotos que ven son compañeros de Sri Chaitanya Mahaprabhu, que es su alma.

Precisamente lo que el Rey Prataparudra deseaba era ser un acompañante de Sri Chaitanya Mahaprabhu. Allí abajo estaban los amigos y discípulos de infancia y juventud del Señor, así como otros devotos mayores que conocían al Señor desde que naciera, y antes conocieron a Sus padres. Prataparudra se abstrajo contemplando su llegada y escuchando sus voces mientras cantaban los santos nombres.

Srila Prabhupada comenta: «El inteligente comprende que todos los acompañantes y devotos personales del Señor Sri Chaitanya Mahaprabhu están siempre liberados. No hay que creer que debido a que Sri Chaitanya Mahaprabhu estuvo presente en persona hace quinientos años, sólo se liberaron Sus acompañantes. Por el contrario, Srila Narottama Dasa Thakura afirma que todos los que actúan en nombre de Sri Chaitanya Mahaprabhu son acompañantes liberados Suyos. Por el mero hecho de aceptar que los acompañantes del Señor Chaitanya Mahaprabhu son eternamente liberados, es posible regresar al hogar, de regreso a Dios, muy fácilmente».

Maharaja Prataparudra se mostraba asombrado del resplandor de los devotos bengalíes.

―Nunca he visto tal resplandor ―dijo―. Es como el resplandor de millones de soles. Y tampoco había escuchado con anterioridad cantar de manera tan melodiosa los nombres del Señor.

Prataparudra, en su calidad de rey de Jagannatha Puri, había escuchado el canto en congregación de los santos nombres efectuado por cientos y miles de peregrinos llegados a Puri de todas partes del mundo. No era la primera vez que oía cantar Hare Krisna, pero aquellos seguidores de Sri Chaitanya Mahaprabhu superaban a todos con el extático kirtana que estaban realizando y sus atractivas características personales.

Srila Prabhupada explica: «Esos son los síntomas de los devotos puros cuando cantan. Todos los devotos puros son tan resplandecientes como el sol, y el reflejo de sus cuerpos es deslumbrante. Si un devoto mantiene estrictamente los principios que rigen la conducta vaishnava, el resplandor de su cuerpo será muy atractivo de manera natural, y su canto y rezo de los santos nombres del Señor será eficaz».

―La dulzura trascendental de sus voces ―informó Sarvabhauma al rey―, es una creación especial del Señor Chaitanya cuyo nombre es prema-sankirtana, o canto en congregación por amor a Dios. Sri Chaitanya Mahaprabhu ha descendido para enseñar que el vadero principio religioso de esta era de Kali es la oración y canto de los santos nombres de Señor Krishna.

Srila Prabhupada escribe: «Los miembros de la Asociación Internacional para la Conciencia de Krishna deben ir a la India y hacer sankirtana en congregación. Eso atraerá la atención de todas las personalidades importantes de la India, al igual que la belleza, resplandor corporal y realización de sankirtana que mostraban los acompañantes de Sri Chaitanya Mahaprabhu atrajo la atención de Maharaja Prataparudra. Los acompañantes de Sri Chaitanya Mahaprabhu fueron innumerables durante la presencia del Señor en este planeta, pero cualquiera cuya vida sea pura y esté dedicado a la misión de Sri Chaitanya Mahaprabhu debe ser considerado también un acompañante nitya-siddha [liberado] del Señor».

Más allá de las reglas

El rey Prataparudra descubrió, desde la terraza de su palacio, otras cualidades únicas de los devotos bengalíes. El rey sabía que la mayoría de peregrinos seguían muchas normas y reglas al llegar a Puri u otro lugar santo. Los peregrinos que llegaban a Puri solían, por lo general, ayunar un día, afeitarse las cabezas por completo, bañarse en el mar y visitar a continuación el templo del Señor Jagannatha. Pero los devotos del Señor Chaitanya se apresuraban en dirección a la residencia de Kasi Misra, donde estaba el Señor, dejando a un lado la puerta principal del templo de Jagannatha. Para Maharaja Prataparudra, acostumbrado a las antiguas tradiciones de Puri y responsable de su mantenimiento, esto resultó un hecho potencialmente alarmante.

―En lugar de visitar el templo del Señor Jagannatha ―señaló Prataparudra con sorpresa―, todos los devotos corren hacia la residencia de Sri Chaitanya Mahaprabhu, y Vaninatha, hijo de Bhavananda Raya, ha reunido siete hombres para que lleven una enorme cantidad de delicioso maha-prasada a casa de Kasi Misra. ¿Por qué no están ayunando, afeitándose, etc.?

―Se trata de amor espontáneo ―explicó Sarvabhauma―. Todos los devotos están ansiosos por ver a Sri Chaitanya Mahaprabhu tras una separación tan prolongada. Y, el Señor, sabiendo que llegaban los devotos, ha pedido una gran cantidad de prasada. Cuando Sri Chaitanya Mahaprabhu reparta prasada con Su propia mano, ¿quién se preocupará del ayuno y las demás normas? Primero los devotos se reunirán con Sri Chaitanya Mahaprabhu y luego Le llevarán con ellos a ver al Señor Jagannatha. Cuando es el Señor quien nos inspira desde dentro de los corazones, no es necesario preocuparse de las normas ni las costumbres sociales comunes.

Tras contemplar como todos los devotos de Navadvipa de Sri Chaitanya Mahaprabhu se apresuraban para ver a Su Señor, amigo y maestro espiritual, el Rey Prataparudra bajó de la terraza de su palacio. Convocó a Kasi Misra y al regente del templo y les dijo que proporcionaran acomodo a todo el mundo.

Cuando Sri Chaitanya Mahaprabhu se enteró de la llegada de Sus devotos, salió de cada de Kasi Misra para reunirse con ellos en la calle. Él los fue abrazando de uno en uno, invitándoles a entrar en la casa, donde continuó prestando atención y respeto a cada devoto personalmente. Antes de la comida, que Él sirvió con Su propia mano, el Señor Chaitanya y Sus invitados se bañaron en el mar, y después de ésta, todos los devotos fueron descansar a las residencias ofrecidas por el rey Prataparudra y Kasi Misra. Por la tarde fueron a reunirse de nuevo con Sri Chaitanya Mahaprabhu en casa de Kasi Misra y fueron con Él a visitar el templo del Señor Jagannatha, donde el Señor Chaitanya inició el canto congregacional de Hare Krisna. Fue el primer kirtana de los devotos de Navadvipa con Sri Chaitanya Mahaprabhu, tras su reunión en casa de Advaita Acharya dos años antes. El canto, acompañado por ocho tambores y treinta y dos pares de címbalos, fue tumultuoso y duró varias horas; el Señor y Sus devotos bailaban llenos de éxtasis asombrando a los habitantes de Puri, que se acercaron a verlos

El rey Prataparudra también escuchó el tumultuoso kirtana y regresó a la terraza de su palacio para contemplar y escuchar, mientras caía la noche. A primeras horas del día ya había podido comprobar la dulzura de las voces de los devotos de Navadvipa cuando llegaban a Puri y se dirigían a casa de Kasi Misra. Ahora, observando otra vez desde su terraza, se volvía a llenar de asombro al ver aquellos acompañantes eternos cantando y bailando llenos de éxtasis con Sri Chaitanya Mahaprabhu en medio de ellos. ¡Cuánto estarían disfrutando con Su compañía después de una separación tan larga!

A medida que terminaba el kirtana, Maharaja Prataparudra se quedó contemplando a los devotos mientras regresaban con Sri Chaitanya Mahaprabhu a casa de Kasi Misra a tomar de nuevo prasadam, y la ansiedad del rey por estar en su compañía creció de forma ilimitada.

 

 

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