Gadadhara Pandita Dasa
La venganza, o el método de «ojo por ojo», se está convirtiendo en la postura predominante en la sociedad. Queremos todo de manera rápida, incluyendo nuestra justicia. Pero, ¿será ese el mejor camino?
Para muchas personas, la primera opción tal vez parezca la más satisfactoria. A fin de cuentas, provee justicia inmediata. Además, nos da la oportunidad de ver sufrir a la otra parte, lo que puede darnos un cierto nivel de alegría. Cuando vemos sufrir a una persona que nos ha lastimado, sentimos que se ha hecho justicia. ¿Y qué sería del mundo sin justicia?
La venganza, o el método «ojo por ojo», se está convirtiendo en la postura predominante en la sociedad. Queremos todo de manera rápida, incluyendo nuestra justicia. Estamos perdiendo la paciencia por prácticamente cualquier cosa. Cuando el semáforo se pone verde, queremos que el auto que está frente a nosotros acelere inmediatamente. Queremos que nuestro computador se encienda más rápido. Durante la hora pico, intento ser el primero en desembarcar del metro para no tener que esperar detrás de todas las personas subiendo las escaleras. En realidad, probablemente solo me ahorro 60 segundos. Es un poco atemorizante imaginar la falta de paciencia que tendrán las generaciones futuras.
Es importante analizar el tipo de impacto que puede tener una cultura de venganza sobre nuestra sociedad. Existe el riesgo de volvernos completamente intolerantes unos con los otros. Nuestra intolerancia ya ha alcanzado un nivel tan intenso que da miedo pensar hasta donde llegaremos. Frecuentemente escuchamos historias sobre conductores que han intentado sacar a otros de la carretera como respuesta a una ofensa insignificante. La venganza no siempre significa herir físicamente a una persona. También puede ser un esfuerzo por perjudicar la reputación o carrera de una persona, o la relación con su familia. Eso puede conllevar a una mentalidad enferma de querer causar dolor continuamente a los demás. En última instancia, corremos el riesgo de convertirnos en el mismo tipo de persona que la que nos hace daño o, posiblemente, incluso en alguien peor.
Nos acabamos convirtiendo en aquello en lo que más nos centramos. Si llenamos nuestra mente de odio, rabia y venganza, nuestra conciencia se deteriora y nos conduce a regiones tenebrosas. Es importante entender que estos sentimientos y emociones son muy estresantes y arruinan nuestra salud.
Perdonar es difícil. Es un poco complicado deshacernos del dolor que nos han causado los demás. En algunos casos, pueden pasar años hasta que el dolor y la amargura desaparecen. En situaciones más extremas, esos dos sentimientos pueden perdurar durante toda la vida. Nos cuesta olvidarnos del incidente o de la persona que nos hizo daño. La sabiduría de la antigua India sugiere que la plataforma más elevada de existencia es la plataforma de compasión. Compasión significa intentar ajustar nuestra visión de las tres maneras siguientes:
(1) Intentar entender el dolor y el sufrimiento del ofensor para intentar comprender su manera dolorosa de actuar; (2) ver las lecciones que podemos aprender a partir de la situación; (3) comprender que el alma que habita todos los cuerpos es pura y buena, a pesar de verse forzada a actuar de maneras irracionales mientras está presa en el mundo material.
Perdonar exige una gran suma de fuerza y carácter. De hecho, el perdón construye el carácter. Tenemos que decidir si queremos vivir una vida llena de pensamientos vengativos e iracundos, o una vida en la que intentamos perdonar, incuso si no siempre nos va bien.
Perdonar no significa que el dolor y la rabia desaparecerán, ni que no habrá resentimientos con el perpetrador –esas son emociones humanas naturales–. Algo que siempre me digo a mi mismo cuando me siento herido por alguien, es que todo lo que me ocurre sucede debido a las reacciones de mi karma, es decir, es el resultado de algo que le hice a alguien en esta vida o en una anterior. También digo que no es necesario vengarme, pues en última instancia, la ley del karma equilibra todo. Después de que haya transcurrido un buen tiempo, intento reunir fuerzas para orar a Dios, con quien me relaciono a través del nombre «Krishna», pidiéndole que Me ayude a perdonar a la otra persona. No creo que en ningún momento se vuelva fácil perdonar ofensas graves. Pero espero poder continuar intentándolo, pues en mi interior, sé que es la plataforma de existencia más elevada.
Tengo la esperanza de que, algún día, pueda acercarme a la plataforma del alma autorrealizada, tal como describe el capítulo seis del Bhagavad-gita: «Se dice que una persona está aún más adelantada, cuando ve a todo el mundo con igualdad de ánimo, es decir, a los honestos bienquerientes, a los afectuosos benefactores, a las personas neutrales, a los mediadores, a los envidiosos, a los amigos y a los enemigos, y a los piadosos y a los pecadores».
SI pudiera ver la perfección en otros y los defectos en mi, estaría suicidándome espiritualmente, para Krsna este devoto es su servicio mas elevado, no hay otro seva que nos saque del camino para conducirnos a casa, un politico va a ofrecernos algo superficial, que no podemos comparar con la dulzura de Krsna.
Escuche la meditación de los demonios quienes piensan en ser Krsna, tomándose personal Sus actividades confidenciales sin cantar el Maha Mantra, lo están ofendiendo rogándole o atrayéndolo para ganar indulgencia, rechazando a los devotos, o confundiendo las modalidades de Su naturaleza. Irrespetan todo, el paramparan, a Brahma, a Srimati Radharani, y a todos los semidioses.