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Hridayananda Dasa Goswami

¿Quiénes son aptos para aceptar la prueba de la existencia de Dios?

Muchas veces, las personas nos preguntan: «¿Podrías demostrar que Dios existe?». La palabra «demostrar» indica una exposición conclusiva que establece la validez de una afirmación —en este caso, la afirmación de que Dios existe.

No obstante, en cuanto nos referimos a una demostración, la siguiente pregunta es: «¿A quién se debe demostrar?». Si hablamos de evidencias de datos, tenemos que saber quiénes van a escuchar y ver. En otras palabras, quienes juzgarán los resultados de un determinado experimento, prueba o sentencia.

Consideremos un ejemplo hipotético. El Dr. Waterport, el famoso científico, acaba de descubrir una fórmula sofisticada y resuelve un problema matemático técnico. Orgullosamente, reúne a sus colegas y les presenta treinta páginas de símbolos ultra-técnicos. Sus colegas científicos abordan las páginas y concluyen: «Sí, esta es la respuesta que estábamos buscando». Si el Dr. Waterport mostrase esta prueba a cualquier persona común que pasara por la calle, esta ni siquiera sabría cómo sujetar las páginas en la posición correcta. Como esta persona no ha estudiado matemática, la demostración no tendría ningún sentido para ella. Por lo tanto, la conclusión de nuestro análisis es que una demostración exige un público apto.

Sin duda alguna, cualquier prueba válida debe ser lógica. Sin embargo, la forma en la que aplicamos la lógica depende de nuestra experiencia anterior. Por ejemplo, supongamos que hay un manzano cerca de su ventana. Una mañana, escucha un sonido como si una manzana cayese en el suelo y, cuando mira por la ventana, ve una manzana madura debajo del árbol. Lógicamente, usted concluye que la manzana acaba de caer del árbol. Su declaración lógica reposa en su observación previa de que el manzano produce manzanas, las manzanas maduras caen al suelo y, al hacerlo, emiten un sonido específico. Y su declaración le parecerá lógica a aquellos que hayan tenido una experiencia similar.

Por lo tanto, aplicamos la lógica según nuestra experiencia. Entonces, ¿cómo podemos esperar que la existencia de Dios le parezca lógica a una persona que no posee ninguna experiencia espiritual? ¿Cómo le parecerá lógico a una persona a la que la propia terminología de la ciencia de Dios le resulta ininteligible? Es ridículo que aquellos que son ciegos, sordos y mudos espiritualmente demanden que Dios les parezca algo «lógico» y que Su existencia se demuestre en sus términos.

Generalmente, no tiene sentido que alguien que no ha estudiado algún campo de conocimiento exija que se le demuestre lógicamente un hecho particular relativo a ese campo de conocimiento. Por eso, si alguien no tiene idea de lo que es un número, no puedo demostrarle que dos más dos es cuatro. De la misma forma, cuando un ignorante espiritual exige que se le demuestre la existencia de Dios de manera lógica, su pedido es ilógico. ¿Cómo sería posible satisfacer las demandas ilógicas de los ateos?

Sobre lógica y experiencia espiritual

Podemos fácilmente aportar innumerables pruebas de la existencia de Dios —siempre y cuando tengamos la libertad de estipular que el juez sea una persona con conocimiento espiritual. Los devotos del Señor que son avanzados en la conciencia de Krishna pueden lidiar de forma lógica, evidente y demostrativa con la realidad del alma y de Dios, pero los necios materialistas exigen que Dios, un ser no material, se reduzca a una fórmula material.

Es absurdo exigir una prueba material para una entidad no material. Las leyes matemáticas o físicas describen maneras previsibles en las que las cosas materiales interactúan, pero Dios y el alma no son materiales y, por consiguiente, no se pueden reducir a descripciones materiales. No obstante, esto no significa que el alma está fuera de la jurisdicción de la discusión lógica. La propia conciencia es espiritual, no material y, por lo tanto, el estudio de la conciencia, o el espíritu, no está fuera del alcance de los seres humanos.

En realidad, todos los campos de conocimiento dependen de que el alma los perciba de una forma tangible, ya que todas las ciencias dependen de científicos conscientes, que elaboran todo el pensamiento y realizan todas las pruebas (y la conciencia es espiritual). En otras palabras, la conciencia espiritual es intrínseca a todos los tipos de conciencia, aunque las personas materialistas no reconozcan que la conciencia sea espiritual.

Así pues, no faltan datos que prueben la existencia del espíritu ya que, por definición, la propia conciencia es espiritual. El problema es que los intelectuales necios designan caprichosamente a la conciencia como una entidad material, no espiritual. Sin embargo, en cuanto aceptamos la simple verdad de que la propia conciencia es espiritual, descubrimos que en todas las fases de sensibilización y en todos los campos de conocimiento, nuestra percepción de todos los tipos de datos descansa en una experiencia espiritual: la experiencia de ser consciente. Y cuando la conciencia se estudia a sí misma, alcanza una fase llamada conciencia espiritual, o autorrealización. En última instancia, cuando una persona autorrealizada fija su conciencia en la fuente de toda la conciencia, alcanza la realización de Krishna, la Suprema Personalidad de Dios.

Aquel que no haya percibido el placer superior de la conciencia de Krishna, pensará que no tiene sentido restringir su evaluación material. Pero una persona consciente de Krishna percibe que la conciencia espiritual otorga mucho más placer y satisfacción que la conciencia materialista. Ella también percibe que las actividades pecaminosas, aquellas que van contra las leyes de Dios, perjudican a esta conciencia. Por eso, es totalmente lógico que una persona consciente de Krishna obedezca las leyes de Dios, tal como tiene sentido que un ciudadano común obedezca las leyes del Estado.

Por último, debemos alcanzar el estado de la lógica absoluta, que se refiere a la percepción absoluta, una percepción de las cosas con propiedades eternamente reconocibles y relaciones eternamente establecidas. Por ejemplo, Dios es el maestro y disfrutador supremo, y nosotros somos Sus siervos eternos. Así, para nosotros es absolutamente lógico servirle, porque estamos situados en nuestra posición constitucional natural. Servir a un empresario mundano parece lógico, pero no es absolutamente lógico, ya que tras la muerte del empresario, se vuelve ilógico servirle.

En conclusión, la lógica es un proceso secundario, que sigue al proceso primario de la conciencia. Por ejemplo, somos conscientes de que los números tienen determinados valores y propiedades y, basándonos en esa percepción, podemos afirmar que una determinada ecuación matemática sea lógica o ilógica. De la misma forma, cuando purificamos nuestra existencia mediante la práctica de la conciencia de Krishna, somos capaces de percibir los valores y las propiedades de Dios y, por lo tanto, podemos diferenciar si una declaración específica sobre Dios es lógica o ilógica. Al confirmar nuestro análisis con la literatura védica, libros de referencia estándar, compilados por devotos realizados, podemos llegar a comprender perfectamente la ciencia de Dios en la conciencia de Krishna.

 

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