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Satsvarupa Dasa Goswami

¿Cómo puede crecer nuestra fe, desde el interés inicial hasta una convicción plena?

 

La fe es vital para el desempeño del servicio devocional. Krishna dice en el Bhagavad-gita (9.3): «Aquellos que no tienen fe en este servicio devocional no pueden alcanzarme, oh vencedor del enemigo. Por lo tanto, tienen que regresar al sendero de nacimiento y muerte en este mundo material». Srila Prabhupada escribe en su significado que sin fe no podemos obtener a Krishna. La fe, dice, se desarrolla juntándose con devotos. Sin tal compañía, no podemos alcanzar la fe.

Hay tres grados de fe. El tipo inferior nos concede la fe necesaria para que busquemos la compañía de los devotos, pero no está lo suficientemente basada en el conocimiento que hay en las Escrituras, o en la creencia de la veracidad de las Escrituras, para mantenernos en ellas. El segundo tipo es más firme y, aunque no dominemos las Escrituras, creemos que es verdad lo que allí se enseña. Un devoto con el más alto grado de fe tiene una firme convicción en el conocimiento de las Escrituras.

Cuando nosotros, como aspirantes, consideramos la cuestión de la fe, a menudo asumimos que la tenemos. Después de todo, estamos siguiendo fielmente nuestro sadhana, nuestra práctica espiritual regulada. Pero la fe es un tema vivo. No es algo que una vez alcanzado permanece firme sin más esfuerzo. Eso es especialmente cierto para aquellos de nosotros que crecimos en un medio donde imperaba el escepticismo y donde se nos enseñaba a desafiar la fe.

Por consiguiente, hemos de entender qué es fe y qué es nuestra fe. Además de los tres tipos de fe enumerados, las Escrituras definen la fe llamándola inicial (sraddha) y estable (nistha). Sraddha, según Prabhupada, es la fe de aquel que desea entrar en el templo y se siente bien viendo lo que allí se hace. Suena como un tipo de curiosidad favorable. Esa fe inicial es suficiente para llevarnos a la compañía de los devotos.

Nistha significa convicción inmutable. Prabhupada escribe que un devoto con tal fe siente que si es capaz de obtener la conciencia de Krishna todos sus deseos se cumplirán. Nada hay más importante que el desarrollo de la conciencia de Krishna. A lo mejor un devoto con nistha todavía no ha alcanzado su meta pero permanece centrado en su importancia y valor.

El diccionario define la fe como «creencia incuestionable en Dios; creencia incuestionable que no requiere de prueba o evidencia». La fe significa confiar en Dios: en Sus actos y en Sus promesas. Este es el tipo de fe necesaria para el devoto. Aunque podamos ofrecer pruebas de las Escrituras que apoyen nuestras conclusiones conscientes de Krishna acerca de la naturaleza del alma, la naturaleza de Dios, la trasmigración, etc., tenemos escasas pruebas empíricas que verifiquen estas cosas. Sin embargo, de uno u otro modo, hemos mostrado la voluntad de aceptar la autoridad del guru y de las Escrituras en base a la fe, y hemos moldeado los principios de nuestra vida según sus enseñanzas.

La fe asignada de Prabhupada

Si examinamos la vida y prédica de Srila Prabhupada, podemos ver la fe con la que contaba y su capacidad de hacer crecer la fe en los demás. Es digno de tener en cuenta cómo fue capaz de convencer a la juventud hedonista de Nueva York para que cantaran Hare Krishna y aceptaran la forma de Krishna como la expresión más elevada de la Divinidad. Tras el primer kirtana en público de Prabhupada, el diario East Village Other imprimió el siguiente titular: «¡Salven la tierra ya!» En el artículo que seguía, el periodista narró un fantasioso relato sobre un grupo de teólogos que asesinaban a un anciano en una iglesia. Luego apareció una noticia de seguimiento que afirmaba que Dios había muerto. Algunos no lo creyeron.

Desenterraron el cuerpo y se dieron cuenta de que no era el cuerpo de Dios, sino el de su intermediario, un religioso profesional. Pronto la buena nueva se extendió por todo el mundo: ¡Dios vive! ¿Pero dónde está Dios?

Toda una página del The New York Times ofrecía una recompensa por cualquier tipo de información que condujera al descubrimiento del lugar donde anduviera Dios; iba firmada por Martin Luther King y Ronald Reagan, pero no hubo respuesta alguna. La gente empezó a preocuparse de nuevo. «Dios», dijeron algunos, «vive en un terrón de azúcar». Otros murmuraban que el sagrado secreto estaba en un cigarrillo.

Pero mientras todo esto sucedía, un anciano, de setenta y un años, vagaba por el East Village de Nueva York, dispuesto a probar al mundo que él sabía donde podía encontrarse a Dios. En solo tres meses, ese hombre, Swami A. C. Bhaktivedanta, logró convencer a la audiencia más difícil del mundo: bohemios, consumidores de ácidos, de marihuana y hippies, de que él sabía dónde encontrar a Dios: Detente, canta y déjate llevar. Este nuevo tipo de santo, con el debido respeto al Dr. Leary, aparece con una nueva marca de «expansión de la conciencia» que es más dulce que el ácido, más barata que la marihuana y nada la detiene. ¿Cómo es posible? «Por medio de Krishna», dice el Swami.

Prabhupada tenía un modo de presentar la filosofía de la conciencia de Krishna que la hacía atractiva, y su vida era fiel a sus enseñanzas. Nosotros queríamos ser como él. Prabhupada solía decir: «La conciencia de Krishna es algo tan bueno», y nosotros le mirábamos y sabíamos que estaba diciendo la verdad.

Digo esto porque la fe es como el amor: no es posible analizar la fe muy de cerca sin temer a perderla. Nosotros vivimos con los resultados de la fe, practicamos nuestro sadhana, vivimos con dificultades en la conciencia de Krishna, y permanecemos atraídos a Krishna. En base a la fe hacemos preguntas al guru, y con fe aceptamos sus respuestas. En base a la fe le confiamos luego nuestra alma. A menudo, no sabemos exactamente qué es lo que despierta la fe en nuestros corazones, pero cuando el tiempo, lugar y personas son las adecuadas, somos capaces de actuar en base a la fe.

Pero, como mencioné anteriormente, la fe firme no se logra en un día. Yo recuerdo estudiar el Bhagavad-gita con Srila Prabhupada sintiendo la fortaleza de mi convicción. Sí, Krishna es Dios, y sí, el alma trasmigra de un cuerpo a otro. Sí, nosotros somos eterna y constitucionalmente los sirvientes de Krishna. Entonces un día Prabhupada nos dijo que Krishna tuvo 16.108 esposas. Esa mínima información fue suficiente para amenazar mi fe. A veces creemos solo un porcentaje de lo que leemos en las Escrituras, y cuando se nos pide que aceptemos algo fuera de nuestro sistema de creencias, puede que ello sea suficiente para amenazar toda nuestra práctica.

Yo levanté la mano para desafiar la descripción que Prabhupada estaba haciendo de las esposas de Krishna.

«Trato de aceptar el Bhagavad-gita en buena fe», dije, «pero cuando escucho cosas así me resultan difíciles de creer».

Prabhupada dijo: «¿A ti te resulta difícil? Les resulta difícil incluso a los eruditos más notables».

Fe y conocimiento

Yo creo que es importante comprender que el desarrollo firme de nuestra fe no es inferior a cultivar el conocimiento. O sea, tener fe no se opone a ser razonables, y no es sentimental. La fe es una parte necesaria incluso en la vida material.

Durante un paseo matutino con algunos devotos, Srila Prabhupada mostró lo cierto que es lo anterior:

Discípulo: O sea que el conocimiento no es necesario para la fe, pero la fe si es necesaria para adquirir conocimiento.

Srila Prabhupada: Sí. Por lo tanto, un devoto sin conocimiento alguno se convierte en devoto. Solo gracias a la fe, solo fe. El devoto avanza. Más adelante, de manera automática, adquiere todo el conocimiento porque ha tenido una fe firme.

Antes, durante el mismo paseo, un devoto le había preguntado a Prabhupada, «¿Cómo es que hay personas que tienen fe y otras que no?». Prabhupada replicó que se debe a la pureza. Otro devoto añadió: «Oh, ¿quiere decir durante nuestras vidas pasadas y debido a nuestras actividades piadosas?» Prabhupada dijo que si tenemos pureza, adquiriremos más fe y más conocimiento. Sin embargo, hemos de empezar por la fe. «Como tiene fe, en consecuencia le ayudó a alcanzar el conocimiento. De nuevo volvemos a los mismo».

Discípulo: La fe ciega consiste en la creencia de que…

Srila Prabhupada: La fe ciega, eso ya lo he explicado. ¿Por qué lo olvidas? Viene alguien y me dice: «Prabhupada, vaya por ahí». Pero yo no tengo fe. ¿Por qué tendría que ir? Si no tengo fe, me he de detener y se acaban mis movimientos. Hay que mantener la fe ciegamente. El hombre ofrece su dirección. Si es perfecto, tu fe te ayudará a avanzar. Pero si el maestro es un sinvergüenza, si pones en él tu fe ciega, estás perdido. El niño no tiene conocimiento, pero tiene fe en sus padres, y cree lo que estos le dicen. Y así es como puede avanzar.

Lo mismo que cuando van al barbero, y le ofrecen el cuello aunque tiene en la mano una navaja. A menos tengan fe, «No, es un buen hombre, no me cortará la garganta», ¿cómo podrían dejar que les afeitara? La fe es el comienzo. Si le dicen, «No, no confío en usted», no se podrán asear.

Discípulo: A veces hay barberos que parece que van a degollarte.

Srila Prabhupada: Podría hacerlo, pero hay que tener fe. De otro modo, no se afeiten. Supongamos que vas a un lugar desconocido. Pues bien, compramos y pagamos $2.000 por un billete, pero ¿dónde está la garantía de que llegarán al lugar prometido? Primero pagan el dinero, sin garantía alguna de que llegarán allí. ¿Cómo se puede comprar el billete y cómo se puede subir a un avión sin fe? Sin fe no podemos movernos ni un centímetro. Tiene que haber fe.

Nosotros decimos: «No, este billete lo ha emitido Pan American. Son una compañía de fiar. Mucha gente la utiliza. Yo también iré». Eso es todo, fe. Nunca antes había ido a ese lugar, ni tan siquiera sabes si llegarás a él. Hay que comprar el billete. Si dices: «Primero iré, ya pagaré luego», ellos te responderán: «¡Fuera de aquí! Primero pague. Luego viajará».

Discípulo: La primera vez que vine a este movimiento, Srila Prabhupada, abrí el Bhagavad-gita y dije: «no entiendo nada». Me puse a limpiar el suelo, a lavar los platos, a pelar papas.

Srila Prabhupada: Sí, muy bien. Sevonmukhe hi jihvadau. Solo gracias al servicio. Es imposible comprender a Dios solo con el servicio. No hay otro modo, y la fe empieza en la lengua.

No debemos atemorizarnos cuando algunos dicen que la fe es solo para los religiosos. Todo el mundo tiene fe en este mundo; solo cambia en quién o en qué pones tu fe.

Más allá de nuestra experiencia

La dificultad que experimentan los aspirantes a devotos es que la mayor parte de las profundidades de la vida espiritual están más allá de cualquier experiencia material que podamos tener, y por lo general más allá de nuestra experiencia espiritual. ¿Qué otra cosa podemos hacer además de aceptar las verdades en base a la fe? Sin embargo, nuestra falta de fe, tiende a nacer de nuestra falta de experiencia. Por ejemplo, quizá deseemos decir que tenemos fe en las Escrituras, pero al mismo tiempo podemos pensar que las afirmaciones de las mismas describen condiciones extremamente ideales que nunca obtendremos. Eso demuestra una falta de fe en nosotros y en las afirmaciones de las Escrituras que declaran que sí podemos obtener tales estados.

También podemos tener falta de fe en el poder de elevarnos de la institución, o cierta falta de fe. Nuestra fe puede medirse fácilmente. No es ilimitada. Esa medida es más obvia cuando de algún modo se pone a prueba. Entonces podemos medir nuestra fe personal.

En el evangelio, Jesús dice que la fe puede mover montañas. Algunos tratan de probar su fe indicando algunos supuestos milagros en sus propias vidas: Dios que responde a sus plegarias. Pero eso es un acercamiento muy fruitivo a Dios, como si le pidiéramos a Dios que demuestre Su poder por medio de alguna cosa que pueda ser medida en este mundo. En vez de ello, los devotos confían sencillamente en la existencia de Krishna y en Su amor hacia nosotros. Deseamos esa confianza sencilla de que Krishna acepta nuestro servicio. Esta dimensión de la fe debería ser nuestra realidad, sin tener en cuenta nuestra prosperidad material, o nuestra falta de ella. Siempre confiamos en que estamos satisfaciendo con nuestras vidas los deseos de Krishna.

Gestionar las dudas

¿Cómo lograr esa fe? Quizá pensemos que es una debilidad ser honestos sobre la fe que nos falta. Pero la honestidad es el único recurso de los que tratan de aumentar su fe. Hemos de empezar por quién somos y qué podemos aceptar y hacer, y actuar a partir de esos comienzos. Si rehusamos a ser honestos, desarrollaremos un tipo de fe oficial, una fe complaciente, una fe desconsiderada. No sentiremos ese fervor que nos conducirá hacia adelante en la vida espiritual, sino que siempre iremos según las emociones.

Si tenemos alguna conciencia, hemos de preguntar: «¿Cómo me está llegando este conocimiento? ¿Me hace dormir? ¿Me inspira? ¿Lo creo de verdad?» La fe inicial que no lleva a las prácticas de la conciencia de Krishna no debe convertirse en un recuerdo en base al cual vivimos. No tener fe es un signo de debilidad. Prabhupada fue en una ocasión a un encuentro ecuménico con algunos sacerdotes.

Uno de los sacerdotes le preguntó: «¿Nunca tiene dudas?».

Prabhupada respondió: «¿Dudas? Desde luego que no. ¿Cómo podría dedicarme a la enseñanza si tuviera dudas?».

Los sacerdotes se sintieron molestos con esta respuesta; querían que admitiera sus dudas porque ellos estaban llenos de dudas. La persona centrada no tiene dudas. Quizá tengamos que reconocer que no somos tan centrados como pensábamos.

Distintos asuntos son motivo de duda para distinta gente. Algunos dejaron el movimiento Hare Krishna cuando Prabhupada dijo que nadie había ido a la Luna. Otros quizá no se fueron, pero no consiguieron aceptar sus afirmaciones. La fe es algo que hay que trabajar. A veces, revelar nuestras dudas puede ayudarnos a lograr el equilibrio.

Las dudas no son útiles a nuestra conciencia de Krishna. Hayagriva Dasa escribió una vez en un ensayo sobre la duda que Prabhupada tituló: «Duda, su nombre es obstáculo».

Cultivar el conocimiento

Un modo obvio de combatir las dudas y fortalecer la fe es cultivando el conocimiento. La fe combinada con conocimiento puede convertirnos de creyentes inseguros a personas centradas en nuestras convicciones. Expresando nuestras dudas y luego abriéndonos a la escritura y a las personas santas, podemos encontrar a menudo respuestas satisfactorias. No tenemos que dejar que nuestras dudas nos intimiden.

También, no hemos de pensar que nuestra aceptación o rechazo de ciertos puntos de las Escrituras las validan o las invalidan. Son verdaderas por sus propios méritos. Prabhupada dijo: «Pueden creer o no; eso es algo diferente». Parte de la fe consiste en reconocer nuestra pequeñez ante la verdad.

Como dijo Prabhupada, la fe empieza con la lengua, con el canto y con tomar prasadam. La fe no empieza con la mente, como la mayoría pudiera pensar, ni tampoco con los ojos. Simplemente ocupando la lengua al servicio de Krishna, podemos comprender las verdades más altas, porque desarrollar la fe no es lo mismo que desarrollar los músculos. Nos esforzamos por conseguirlo, pero en última instancia la fe es un regalo de Dios. Cuando probamos nuestra sinceridad, se nos da más, junto con el conocimiento espiritual.

En una ocasión le escribí a Prabhupada que me había dado cuenta de que para comprender el Bhagavad-gita necesitaba algo más que erudición. El conocimiento llegaría a mí por medio de una cierta transferencia mística. Hasta que Krishna no me bendijera, no sería capaz de comprenderlo.

Prabhupada respondió: «Eres un devoto sincero, así que Krishna te dará la inteligencia para comprender el Bhagavad-gita».

La fe proviene de la sinceridad.

Pero no solo es algo supramundano. Incluso psicológicamente, cuando actuamos en conciencia de Krishna y recibimos los buenos resultados de nuestras prácticas, sentimos el florecer de la fe, la confianza y la lealtad.

La experiencia en la conciencia de Krishna incluye el probar esa fe. La fe, parece, se prueba por lo general en las circunstancias adversas: dolor, peligro, penalidades, dolor, o nos prueba maya. En esos momentos el devoto puede pensar: «Krishna, ¿por qué me pasa esto a mí?». El alcanzar el humor de la aceptación, que Krishna lo hace todo por nuestro bien, significa haber superado la prueba.

Entusiasmo y fe

La fe prospera en un ambiente de entusiasmo. Sin entusiasmo nos sentimos torpes. La llama de la devoción no arde. La fe no es solamente el creer en Dios; es un interés activo por escuchar sobre Él. Un devoto puro querrá escuchar y servir a Krishna infinitamente. Cuanto más entusiasmo haya en nuestra fe, más fuerte se pondrá. No estamos interesados solamente en las creencias nominales, como si nuestra fe fuera una opinión personal con poca relevancia en nuestras vidas. Queremos una convicción ardiente.

Por consiguiente, nuestro entusiasmo ha de basarse en el amor y no en los resultados que recibimos de nuestro servicio. Si servimos pero fallamos ostensiblemente, nuestro entusiasmo no debería enfriarse. Para construir el entusiasmo hemos de acompañarnos de devotos que sean entusiastas. Debemos situarnos de manera consciente en situaciones que aviven nuestra conciencia de Krishna. La fe no debería ser algo que tuvimos una vez cuando aceptamos la conciencia de Krishna pero que, desde aquel entonces, ya no hemos vuelto a sentir. Necesitamos llegar a su centro.

De nuevo podemos buscar el ejemplo en Prabhupada: Él era tan luchador que cuando salió a difundir la conciencia de Krishna y solo encontró resistencia, se volvió más consciente de Krishna y más determinado. Sus éxitos o fracasos nunca enfriaron su fe. Siempre vivió gracias al afecto que recibía de Krishna, fuera este el que fuera. Podemos aprender a hacer lo mismo.

 

 

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