Traducido del sánscrito por Hridayananda Dasa Goswami

El rey de Chedi interrumpe el sacrificio Rajasuya para insultar al Señor Krishna.

El sabio Vaisampayana narra la historia de los Pandavas a su bisnieto, el rey Janamejaya. A medida que prosigue la narración, Vaisampayana describe como Sisupala estuvo en desacuerdo cuando se eligió al Señor Krishna para ser adorado en el gran sacrificio RajasŸya del rey Yudhisthira, en aquel momento emperador del mundo.

Sisupala fue incapaz de tolerar la adoración que se le estaba ofreciendo al Señor Krishna. El poderoso Sisupala, rey de Chedi, rechazó e insultó a Krishna, enfrentándose públicamente a Bhisma y Yudhisthira.

Sisupala dijo:

—Estando presentes todos estos prominentes señores de la tierra, Yudhisthira, este individuo Vrishni, Krishna, no merece el honor de un gobernante, como si fuera rey. Oh, Pandava, esta conducta no es la que corresponde a los afamados Pandavas. Por egoísmo has adorado a Krishna, el de los ojos de loto. ¡Pandavas, son unos niños! No pueden comprender pues que los principios de la religión son muy sutiles. Y este Bhisma, hijo de Ganga, ha transgredido la ley, pues su visión es muy limitada. Como tú, Bhisma está obligado a la legalidad. En consecuencia, debido a que actúa de manera caprichosa para favorecer a su favorito, merece aún más desdén entre las colectividades de personas decentes.

»¿Cómo es posible que en medio de todos los reyes de la tierra este Krishna de los Dasarhas, que ni tan siquiera es rey, merezca tales honores, tal y como le están adorando? ¿O es que crees en verdad que Krishna es superior? Estando presente su anciano padre Vasudeva, ¿cómo es posible que su hijo merezca tales honores? O, aunque Krishna les desee toda clase de venturas y les haya prestado algún servicio, ¿cómo puede merecer tal adoración estando presente Drupada? Oh, principal de los Kurus, si tal vez consideras que Krishna es tu maestro, ¿cómo puedes adorarle mientras [tu verdadero maestro] Drona está presente? O si crees que Krishna es un oficiante, oh, hijo de los Kurus, ¿por qué adoras a Krishna estando el sabio Dvaipayana [el más grande entre los sacerdotes] presente? Krishna no es ni un sacerdote, ni un maestro, ni un rey, y aún así les están adorando. ¿Por qué razón, aparte de su caprichoso deseo de complacerle?

»Y, además, si lo que querían era adorar a Krishna, ¿por qué hacer venir a todos estos reyes? ¿Para insultarles? Ofrecemos tributos a Yudhisthira no por temor, ni por codicia, ni por diplomacia, sino porque es un hombre dedicado a la virtud que aspira a ser el señor de toda la tierra. Le ofrecemos tributo, y él no nos tiene en consideración. ¿Qué otra cosa se desprende de tu conducta sino desconsideración, cuando en un consejo de reyes adoras a Krishna con arghya (una bebida hecha de ingredientes propicios que se ofrece a personas respetada), y tan siquiera Él tiene una función clara en la sociedad?

»Sin razón alguna, la fama ha recalado en este hijo de Dharma, Yudhisthira, y la gente le llama dharmatma, «un alma virtuosa». De hecho, ¿quién ofrecerá una adoración tan elaborada a Yudhisthira, que ha caído de la virtud y, aunque nacido en la dinastía Vrishni, mató en una ocasión a un rey? Hoy la condición de ser «un alma virtuosa» se ha apartado de Yudhisthira, pues al entregar los honores del arghya a Krishna se ha convertido en un hombre débil y avaro.

»Si los hijos de Kunti son timoratos o despreciables, o si son ascetas que no se preocupan por el mundo y sus costumbres, en cualquier caso, tienen que saber cual es el honor que realmente se merece Krishna.

»Y Tú, Krishna, siendo indigno de esta adoración que te ofrecen estos hombres despreciables, ¿por qué lo has consentido? Tienes un honor en tan alta estima que no te corresponde, como el perro que atrapa un trozo de la mantequilla del sacrificio y ansía devorarla oculto. Pero esta clase de insulto no funciona entre reyes de esta tierra. Ciertamente es a Ti únicamente a quien los Kurus engañan. En verdad, te han hecho pasar por tonto. La ofrenda de honores reales que te han ofrecido, Krishna, que ni tan siquiera eres rey, es como si se le regalara una esposa a un eunuco, o una hermosa forma a un ciego.

»Ahora podemos ver al rey Yudhisthira tal como es, y también Bhisma aparece como quien es en realidad. Incluso el mismo Krishna se descubre ante nosotros. Todas estas cosas pueden comprenderse por lo que son en realidad.

Así, después de hablar a la asamblea, Sisupala se levantó de inmediato de su elevado asiento y abandonó la reunión, acompañado por algunos otros reyes.

La réplica de Yudhisthira y Bhisma

Entonces, el rey Yudhisthira se apresuró hasta donde se encontraba Sisupala y, procurando calmarle, le habló mansamente estas palabras:

—No es correcto, oh, rey terrenal, que hables como lo has hecho. Es la mayor de las injusticias pronunciar palabras tan desabridas y carentes de sentido. Bhisma, el hijo de Santanu, jamás ha errado cuando se trataba de distinguir el principio religioso más sublime, en consecuencia, no pienses lo contrario y le menosprecies. Observa a esta multitud de gobernantes terrenales que son tus superiores. Ellos consienten este honor cocedido a Krishna, y, tal como ellos, tú también debes aceptarlo. Oh, señor de Chedi, Bhisma conoce a Krishna muy bien, y en verdad, yú no lo conoces tan bien como él.

Bhisma habló a continuación:

—No hay que dirigirse a él con humilde persuasión, ni es digno de conciliación, pues desaprueba la adoración a Krishna, la persona más antigua del mundo. Cuando un guerrero considerado el mejor de entre los que combaten derrota a otro en el campo de batalla y, habiendo subyugado a su enemigo, le libera, se convierte en el guru del caballero derrotado. En esta reunión de reyes no veo ni a un solo gobernante a quien Krishna, hijo de los Satvatas, no haya derrotado en batalla con Su espléndido poder. No sólo hemos de adorar a este infalible Señor Janardana, también deberían adorarlo los tres mundos.

»Krishna ha derrotado en combate a muchos de los mejores guerreros; en verdad, el universo al completo se encuentra situado en Krishna, que ha aparecido entre los Vrishnis. En consecuencia, incluso en presencia de hombres más ancianos, nosotros adoramos a Krishna, y a nadie más. Sisupala, no es justo que hables como lo has hecho. Abandona esa actitud.

»Oh, rey, yo he adorado a hombres que eran superiores en conocimiento, y he escuchado cuando esos santos sabios se han reunido para hablar de los muchos, y muy elevados, virtuosos atributos del extremadamente competente Krishna. Y además de lo dicho, he oído narrar a la gente, a menudo y ampliamente, de las actividades que el sabio Krishna ha llevado a cabo desde Su nacimiento.

»Oh, rey de Chedi, adoramos a Krishna, a quien los santos reverencian, no tan sólo por un deseo personal, ni porque prevalezcan en nosotros los lazos familiares que compartimos, ni para obtener en modo alguno Sus favores, aunque Él es quien otorga toda la felicidad terrenal. Adoramos al Señor porque conocemos Su gloria, Su heroísmo y Sus victorias.

»Con toda certeza no hay nadie aquí, ni entre los más jóvenes, a quien no hayamos tenido en cuenta. Y contemplando a todos los que son superiores a causa de sus cualidades, llegamos a la conclusión de que el Señor Krishna es el más digno de veneración. Él es superior a los brahmanas en conocimiento, en fuerza es superior a los guerreros. Estas dos causas de superioridad están firmemente consolidadas en el honorable Krishna. En este mundo de hombres, ¿quién sino Krishna posee una fuerza tan ilimitada y un conocimiento tan amplio de los Vedas y sus suplementos?

»Fama, belleza, caridad, modestia, destreza, humildad, educación, heroísmo, satisfacción, prosperidad, determinación y un discernimiento supremo son cualidades que siempre se encuentran afianzadas en el infalible Señor. Él posee toda la existencia. Él es el gran maestro sagrado, el guru, el venerable adorado a quien adoramos y a quien todos deben reverenciar. El sacerdote, el guru, el yerno, el brahmana recién casado, el monarca y los seres amados, todos ellos existen en el Señor Krishna, puesto que Él es el Señor de los sentidos. En consecuencia, el Señor infalible debe ser adorado.

»Solamente Krishna es tanto el origen primigenio como la fuente de la destrucción de los mundos. En verdad, el universo se forma y existe para el bien de Krishna. Él es el creador eterno y la misma naturaleza cósmica no manifiesta. Él está por encima de todos los demás seres; por lo tanto, ese Señor infalible es el más antiguo. Mente, inteligencia, fuego, agua, cielo, el poderoso viento y todo lo terreno, todo en verdad existe en Krishna. Sol, luna, estrellas, los puntos cardinales, todos los planetas y las regiones intermedias, todo se encuentra situado en Krishna.

»Este hombre pueril, Sisupala, no comprende que Krishna está en todas partes, en todo momento; es por eso que lanza todas esas invectivas. Un hombre inteligente, alquilen capaz de discernir en principio religioso más excelente, debe opinar en la medida de dicho principio no como lo hace este rey de Chedi. Así que, ¿quién de entre todos estos elevados reyes, con toda su ascendencia e hijos, no cree digno a Krishna? ¿Quién no le adorará? En vez de ello, si Sisupala determina que esta adoración se hace equivocadamente, ¡que él haga lo correcto en lo referido a esta equivocada decisión!

Después de pronunciar estas palabras, el famoso e ilustre Bhisma guardó silencio.

El reto de Sahadeva

A continuación, Sahadeva pronunció estas palabras cargadas de razón a modo de respuesta:

—Oh, monarcas, aquel de entre todos vosotros que no tolere a Krishna, quien con Sus poderes inconmensurables acabó con Kesi y a quien yo adoro, sobre la cabeza de ese hombre poderoso que no lo adore, o sobre las cabezas de los que no lo adoren, colocaré mi pie. Ahora que he hablado con toda claridad, que tal persona diga lo que desee en respuesta. Todos los doctos reyes deben admitir que Krishna es el maestro, padre y guru, quien debe ser adorado, quien ha sido adorado y que es digno de adoración.

Entre todos aquellos reyes inteligentes, respetables y poderosos, nadie respondió cuando Sahadeva enseñó en desafío y de manera explícita su pie. A continuación, una lluvia de flores cayó sobre la cabeza de Sahadeva, mientras voces invisibles declamaban, «¡Excelente! ¡Excelente!» Narada Muni, quien expone el futuro de todas las criaturas, quien libera a la gente de todas las dudas espirituales y que conoce todos los mundos, agitó su piel de venado en muestra de júbilo.

A continuación, la multitud de guerreros encabezados por Sisupala, todos los cuales habían acudido a la invitación de Yudhisthira, exhibieron su ira, y sus caras empalidecieron. Aquellos reyes, convencidos de su superioridad individual, hablaron con repugnancia sobre la entronización de Yudhisthira y los honores conferidos al Señor Krishna. Rodeados por sus amigos más cercanos, parecían rugientes leones a quienes se apartaba de su presa. Krishna comprendió entonces que la ingente masa de guerreros, aquel invencible mar de realeza, estaba disponiéndose para el combate.

Sahadeva, un dios entre los hombres, después de honrar de manera especial a los brahmanas y ksatriyas, que son dignos de adoración, concluyó la ceremonia.

Cuando Krishna hubo sido adorado de manera directa, Sisupala, hostigador de sus enemigos, se dirigió a los reyes, con los ojos enrojecidos por la ira:

—¡Estoy entre ustedes como un general de ejércitos! ¡Creánlo! ¿Qué haremos ahora? ¡Vistan sus armaduras y peleemos contra los Vrishnis y Pandavas reunidos!

Entonces, enardeciendo a todos aquellos reyes, el toro de los Chedis se reunió con ellos en consejo, dispuesto a interrumpir el sagrado rito.

 

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