Conversación entre Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada y algunos de sus discípulos. Se llevó a cabo en Los Ángeles, la mañana del día 13 de diciembre de 1973, durante un paseo por las orillas del Pacífico.

Srila Prabhupada: La vida humana tiene como objetivo la comprensión del yo íntimo, el alma —y comprender el Yo Supremo, Krishna. Pero debido a nuestros científicos y políticos, se le está denegando a la sociedad humana esta gran ventaja de la vida humana. Tales obstáculos deben detenerse, porque la sociedad humana está siendo destruida.

Por eso estaba yo preguntando, «¿Por qué han ido a Vietnam los americanos?» Y ustedes respondían, «A detener el comunismo». Pero eso no traerá solución alguna. Lo que hemos de detener es esta sociedad demoníaca. Entonces la sociedad humana será feliz y se situará en su condición de normalidad.

Discípulo: Pero, Srila Prabhupada, tan pronto como definamos lo que es la sociedad demoníaca, la gente se mostrará ofendida. Se darán cuenta de que, según la definición védica, la gente que participa en los juegos de azar, tiene relaciones sexuales promiscuas, toman sustancias embriagadoras y comen carne —es decir, la gente común— son demonios. Así que se sentirán ofendidos.

Srila Prabhupada: Sí. Como las personas se han convertido en demonios, no son capaces de entender qué es un demonio. Por ejemplo, un sacerdote cristiano fue a predicar a unos mineros, y les decía, «Si no adoran al Señor Jesucristo, irán al infierno».

Y los mineros le preguntaron, «¿Qué es el infierno?»

Pero cuando el sacerdote se lo explicó —«El infierno es un lugar oscuro, sin aire suficiente», etc., —los mineros no fueron capaces de comprender lo horroroso que era el infierno. ¿Por qué? Porque al trabajar en la mina, ya se encontraban en el infierno. Por ello no eran capaces de comprender, «Oh, siempre húmedo y en la oscuridad, sin suficiente aire —qué cosa tan horrible».

De modo similar, en el mundo actual los demonios ya no cuentan con la capacidad de comprender qué es demoníaco. Suram bhavam asritah: Están dispuestos a vivir en lo demoníaco. ¿Qué significa asura-bhava, el humor demoníaco? No aceptar a Dios. Eso es asura-bhava.

Casi todo el mundo ignora a Dios, Sus leyes y el alma.

Ese es el principio básico de lo demoníaco. Ignorar al alma, a Dios y las leyes de Dios; juegos de azar, toma de drogas y sustancias embriagadoras, tener relaciones sexuales ilícitas y matar las demás criaturas de Dios para comer su carne. Así, de este modo, casi todo el mundo se ha puesto de acuerdo en negar a Dios. Por consiguiente, se han vuelto demonios.

Discípulo: En la actualidad, Srila Prabhupada, la gente no está dispuesta a escuchar a una autoridad espiritual genuina. No les importa demasiado lo que usted les está ofreciendo: la ciencia del alma y del Alma Suprema. La mayoría prefieren escuchar a algún pseudo científico mundano y aceptado como su autoridad.

Srila Prabhupada: Sí. Pero los pseudo científicos no entienden, «¿Qué es eso tan especial que, cuando desaparece, hace que el cuerpo muera?» Aun así, se presenta como una gran autoridad, y las personas necias le aceptan como tal. Eso es demoníaco. Cuando alguien está muriendo, este gran científico no es capaz de explicar realmente por qué. Puede que solicite varias medidas científicas para atajar la muerte, administrar oxígeno o un masaje cardíaco o unas inyecciones, o esto o lo otro. Pero a pesar de todo lo anterior, de repente descubre que el hombre ha muerto.

Los científicos no son capaces de evitar la muerte de forma definitiva o explicar qué sucede al morir.

Cuando se le pregunta al gran científico, «¿Por qué se ha muerto a pesar de todas las medidas científicas adoptadas?» no es capaz de responder nada. Y aún así se ha convertido en una gran autoridad —aunque es tan necio que no puede explicar por qué, a pesar de todos sus esfuerzos, el hombre ha muerto. Bien, ¿Qué puede responder? Ha visto como se han aplicado todos sus remedios científicos —y sin embargo el hombre ha muerto. Así que permitámosle explicar la razón de esa muerte. ¿Puede explicarla?

Discípulo: No de manera satisfactoria.

Srila Prabhupada: Ni de manera satisfactoria ni insatisfactoria. ¿Cuál será la respuesta del gran científico? ¿Qué dirá?

Discípulo: Dirá, «Contrarrestar la muerte está fuera de mis posibilidades».

Srila Prabhupada (como si se dirigiera al gran científico): Por lo tanto, eres un necio. ¿Cómo te atreves a presentarte como una autoridad?

Discípulo (haciendo el papel del científico): He hecho todos mis esfuerzos para derrotar la muerte, pero no he podido.

Srila Prabhupada: Está bien. Eso significa que no sabes. Los niños también se esfuerzan al máximo para hacer algo y no pueden. Y eso no significa que haya reconocerles como grandes autoridades.

Discípulo: Bueno, Srila Prabhupada, el gran científico dirá que, para mantener la vida, hay ciertas condiciones.

Srila Prabhupada: Eso no es ninguna respuesta. ¿A qué se refiere con «ciertas condiciones»? Es una respuesta muy vaga. Señor Científico, usted debe explicarnos cuales son exactamente esas «ciertas condiciones» que mantienen la vida. Solamente entonces será reconocido como una gran autoridad.

Discípulo (actuando de nuevo como el científico): Bueno, por un lado, tiene que haber una cierta carga eléctrica en el corazón.

Srila Prabhupada (al científico): Pues aplique la carga eléctrica. Hágalo. Hay electricidad.

Discípulo: Bueno, en el caso de algunas personas cuyos corazones se han detenido, los médicos les aplican unas terminales eléctricas al corazón y, aparentemente, les devuelven la vida.

Srila Prabhupada: «Les devuelven la vida». ¿Durante cuanto tiempo?

Discípulo: La vida puede continuar.

Srila Prabhupada: ¿Por siempre?

Discípulo: Bueno, no.

Srila Prabhupada: ¿Entonces? La persona llegará al momento en que morirá. Este breve alargamiento de la vida es otra cosa. La persona llegará un momento en que morirá. Bien, ¿Por qué morirá? ¿Cuál es esa condición que provoca la muerte? Si afirma, como afirmaría un químico, «Está bien, la muerte sobreviene debido a los cambios de la condición química del paciente», nosotros, entonces, le replicaremos, «En esencia, la condición química no ha variado. Después de todo, inmediatamente después del fallecimiento de un cuerpo, todavía hay vida presente. Quedan muchos gérmenes y gusanos que aparecerán». Así que ¿cómo es posible que afirme, «Las condiciones químicas responsables de la vida han cambiado»? ¿Cómo puede afirmarlo? El hecho es, que la vida específica a la que nos referíamos como «Señor Juan» ha desaparecido y no va a volver. Ese «Señor Juan»—esa entidad vida específica— no va a volver.

Por consiguiente, esa entidad viviente específica es completamente distinta de la materia; él es una entidad totalmente espiritual y única, un alma.

Discípulo: Por lo tanto, Srila Prabhupada, nosotros podemos distinguir que el alma que se separa del cuerpo material no tiene nada que ver con los gusanos y gérmenes que continúan viviendo en el cadáver una vez muerto. Pero antes de que el alma abandone el cuerpo material, ¿tiene alguna relación con las innumerables almas que viven en las células del cuerpo? Creo recordar que antes usted ha afirmado que cada célula contiene una alma individual y particular.

Srila Prabhupada: Sí, eso he dicho.

Discípulo: Por lo tanto, durante el tiempo antes de que el alma «principal» deje el cuerpo, ¿podría decirse que todas las demás almas que viven en las estructuras celulares se encargan de mantener esa alma particular?

Srila Prabhupada: No. Viven su vida individual, sin tener en cuenta la del alma concreta. Por ejemplo, Hay muchos gérmenes vivos en las personas, pongamos por caso las heces del Señor Juan. ¿Por qué viven gérmenes ahí? Sencillamente porque las heces son su lugar ideal para vivir; eso es todo. Pero tales gérmenes nada tienen que ver con esa alma en particular, el señor Juan.

Discípulo: Pero podría parecer que yo soy el propietario de esas otras almas que viven en las células de mi cuerpo.

Srila Prabhupada: No, no. Tú no eres el propietario. Nadie de los que estamos aquí puede declararse propietario. Aunque tu estado actual pueda definirse como el de un propietario, has sido puesto en esa condición por Dios. Es decir, que el real propietario es Dios. Tú simplemente has sido colocado en una digamos posición de privilegio; eso es todo. Tú no eres el propietario, tú dependes de la condición que Dios te ofrece.

Discípulo: Pero, por ejemplo, Srila Prabhupada, en una oficina el jefe trabaja y hay otros empleados y secretarias que le ayudan.

Srila Prabhupada: Sí. Pero en tu ejemplo, el verdadero jefe es el director que se encarga de asignar las tareas: «Tú haz eso. Tú lo otro. Tú lo de este modo».

Discípulo: O sea que yo soy el jefe.

Srila Prabhupada: No. Tú no eres el jefe. Tú también eres uno de los empleados.

 

Back To Godhead  © 1999

 

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